Cuarta canción.

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—Amo, en verdad pienso que debería haber ocultado sus pecas.

—Hace algunos años tal vez habría sido común ocultar mis características de hada, pero hoy en día, muchos piensan que son parte de mi estilo.

—Además Alfredo, creo que eres tú el que luce demasiado formal —comentó Ezequiel, mirando el traje negro con corbata que llevaba puesto.

—Yo también lo pienso, pero no se me ocurrió pedirle al amo que hechizara mi ropa hasta que fue demasiado tarde —respondió Alfredo con vergüenza.

—Aunque luces bastante bien, es tan raro pensar que en realidad eres un cordero —rio Ezequiel.

—De hecho, esta es mi verdadera forma. Solo soy un cordero dentro de la propiedad de los Deltenegro.

—¡¿Neta?! ¡Yo juraba que si eras un cordero! ¿Y por qué te conviertes en un animal?

—Por una deuda —suspiró el hombre—. Verás, las hadas oscuras están dispuestas a ayudarte con su magia en algún problema, siempre y cuando les pagues. El señor solía hacer tratos con distintas criaturas, brindándoles magia a cambio de que fueran sus sirvientes, y mientras más complicado fuera el trabajo, más largos serían los años de servicio. Nos transforma en animales porque siente desagrado por las personas. Mi padre fue uno de los que se endeudaron con él, y cuando nací, me obligó a cambiar de lugares con él para que siguiera pagando los años que debía.

—¡Vaya, pero que culero!

—No digas que tú no hubieras hecho lo mismo, creo que venderías a tus padres por un melón —lo retó Azúcar.

—¡Oye, está bien que sea un mal tipo, pero no soy taaaaaan mamón!

—¿En serio? ¿Y qué me dices de esa chica que dejaste a su suerte cuando trataron de asaltarlos en secundaria? ¿Y del sirviente que usaste como arma en tu primer día en la casa?

—Oye, yo de verdad pensé que Lily había corrido detrás de mí, y aún hoy, me arrepiento de haberla dejado sola. Además, cuando me di cuenta de que no estaba a mi lado, regresé a buscarla, y al pedirle disculpas, ella me dijo que los tipos esos solo estaban bromeando y me perdonó, me puteó, pero me perdonó. En cuanto a lo que hice el primer día, solo diré que cuando entro en pánico me vuelvo un pendejo.

—¿Eso significa que estás asustado todo el tiempo? —se burló Azúcar.

—Déjate de mamadas, que bien que te gusssssta todo este pedazo de hombre —respondió en plan payaso mientras se pasaba las manos ''sensualmente'' por el estómago.

—¡No hagas eso, te ves repugnante!

—Ni aguantas nada —se carcajeó Ezequiel—. Oye, ya que nos estamos conociendo mejor, dime; ¿es verdad que no puedes teletransportarte, ni viajar en el tiempo, ni leer mentes?

—¿Todavía sigues con eso? —suspiró Alfredo.

—No, los únicos hechizos de transporte que puedo realizar son para viajar a otros mundos, y son los que uso para ir al mundo mágico, pero aún no me salen del todo bien...

Los tres hombres continuaron hablando y hablando mientras hacían fila para entrar. Habían sido sólo cinco horas de camino gracias a las inesperadas habilidades de Alfredo al volante, por lo que llegaron con dos horas de anticipación, y, aun así, todos sabían que no sería fácil conseguir un lugar privilegiado en la fila.

El tiempo pasó, y finalmente, llegó el momento en que el concierto dio comienzo, el momento que Alfredo deseó con todas sus fuerzas que no llegara, y que, por el contrario, Ezequiel esperó con mucha emoción.

Te cantaré cada díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora