Capítulo 3

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El amor está donde menos lo imaginas

Por Claudia Medina

Capítulo 3

Un año después...

En la sala de juntas Candy- dijo Betty, la secretaria, a Candice antes de que dijera cualquier palabra que aunque quería; no podía porque subió corriendo los tres pisos por las escaleras.

-Buenos Días – dijo suavemente y entrecortado lamentaba llegar tarde porque era la cita con el nuevo coordinador y los aspirantes a ser su asistente en el siguiente semestre, ya estaba en su último año en la universidad y había estado cubriendo su servicio social ayudando como instructora en los talleres literarios, ese puesto lo quería porque le daría la oportunidad de tal vez asegurarse un lugar en el staff de docentes después de graduarse, para lo que contaba con el apoyo de sus papás, ya que su papá dejó de trabajar en el patronato después de lo sucedido y ahora también se encontraba dando clases en el área de Administración.

-Pasa Candy- dijo Mrs. Russo luciendo su gran estómago de 8 meses de embarazo gemelar- ya que estamos todos juntos, les voy a presentar al nuevo coordinador, él me va a hacer el favor de cubrirme mientras tomo mi licencia y mi permiso que durará hasta el próximo año escolar, por favor Candy dile al profesor que pase.

Candy que estaba en la orilla de la mesa se paró y abrió la puerta que daba a una salita de espera.

-Profesor, pase por favor- dijo al hombre que estaba sentado en un sillón de espaldas a ella. Candy volvió rápido a su asiento y de reojo solo vio que era alguien alto y alcanzó a percibir el olor de su elegante colonia.

-El es Mr. William Andley espero que todos se lleven bien y se apoyen mutuamente, aunque solo uno va a ser su ayudante personal los otros también van a apoyar en el equipo tanto en clases como en los proyectos que como academia tengamos.

Las chicas por inercia se sentaron derechas y se miraron unas a las otras, ese no era un coordinador era un dios del olimpo se dijeron tácitamente con la mirada. Pero la más asombrada era Candy, no por el buen parecido del nuevo coordinador sino por ser Albert con el que tendría que trabajar, lo sucedido la hacía sentirse incómoda.

Albert tomó un paquete de libros y legajos que venían envueltos en cinta adhesiva y trató de abrirlos pero no podía hacerlo, volteo a ver a Candy y con un gesto le pidió ayuda, de sobra sabía que ella siempre cargaba con su navaja. Candy buscó en su gran bolsa tejida con estambre grueso y sacó la navaja y se la entregó sin decir una sola palabra, no quería que los demás se dieran cuenta que ya se conocían y que después dijeran que tuvo ventaja sobre los otros. Lo que menos quería era estar de nuevo en chismes por los primitos.

-Gracias, señorita...- dijo Albert fingiendo no conocerla.

-White... Miss Candy White. Contestó seria.

-Un nombre muy dulce – bromeó y todos rieron.

-Sí, es un broma desgastada que siempre me hacen, doy gracias a Dios que mis hippies padres no me hayan puesto Rain o Apple – dijo al burlarse de ella misma, restándole importancia a la broma anterior.

La prueba escrita y el record de calificaciones indicaron que Candy era la indicada para ser la asistente.

-Bueno, no se que te parece William ella es la indicada- dijo Mrs. Russo al mostrarle unos papeles enfrente de los aspirantes que nerviosos se mullían las manos debajo del escritorio. -Pues presentó el mejor promedio de la prueba y tiene el mejor record de calificaciones... solo falta ver su desempeño... yo opino que le demos un tiempo de prueba y si da el kilo que se quede, de todas formas todo el equipo va a trabajar muy duro...

El Amor de Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora