El amor está donde menos te imaginas
Capítulo 4
Por Claudia Medina
La falda tipo hindú de Candy, le estorbaba para correr, con una mano trataba de detenerla y con la otra sostenía el hilo del cometa que volaba a gran altura, quería a toda costa ganarle a Albert que ya le llevaba la delantera corriendo como un niño junto al lago Michigan. Albert se detuvo para presumir su casi ya definitivo triunfo, se peleaba con el viento para mantener sobre su cabeza su cometa azul, la vio a lo lejos, suspiró profundo al ver ese enredo de rizos largos y rubios flotando a favor del viento, su cara iluminada irradiaba más luz que la del astro rey, su blanca y sincera sonrisa aún de lejos le daba calidez.
-Es oficial, te gané, Candy- gritó Albert sonriendo al ver que hizo un gesto de enojo.
-No se vale, tu tienes unas piernas muy largas y por eso me ganaste... además con esta falda...- dijo al renegar de su fresca prenda, mientras enredaba el hilo para bajar su cometa, dio un salto y gritó de alegría cuando se dio cuenta que el de Albert solo se elevaba un poco- pero yo te gané en altura- dijo son un gesto de presunción.
-Está bien, dejémoslo en empate- dijo al enredar a su cometa que le acababa de regalar Candy.
Se sentaron en la hierba para descansar, Candy buscó en su bolsa una liga para recogerse el cabello que ya lo traía suficientemente alborotado.
-Esto si es un descanso... con eso de los exámenes finales y promedios estaba ya harto- dijo al dejar el cometa a su lado.
-Aunque parezcamos locos corriendo... ya ves te dije que esto si era desestresante- dijo sonriendo al enrollar el hilo de su cometa y ponerle un piedrita para que no se volara. Sintió la mirada de Albert que le escudriñaba el rostro con su mirada azul y el rubor se apoderó de sus mejillas y bajo la mirada.
- Mrs. Russo ya va a regresar pero solo ante grupo, al menos este año porque quiere tiempo para los gemelos.
-Tiene razón si yo tuviera esos bebés tan lindos quisiera estar todo el tiempo con ellos.
-¿Te gustan los bebés?- preguntó
-Si como prácticamente fui hija única cuando me case, si algún día encuentro a alguien... tú sabes... tener una familia con tres o cuatro hijos corriendo por la casa...
-¿De verdad?- dijo asombrado de las aspiraciones de la chica- pensé que querías escribir y dedicarte a tu vida profesional por entero...
-Si, amo lo que hago me gusta, pero me extraña que a estas alturas en el siglo XXI me preguntes si una mujer puede hacer las dos cosas.
-Perdón, me vi demasiado machista... siempre ha sido mi idea de familia, yo también fui hijo único... aunque Patty y Terry fueron como mis hermanos – suspiró con un poco de amargura- y bueno, también cuando me case me gustaría una familia grande... como la tribu Brady o algo así... Ok, no tanto- dijo riendo.
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El Amor de Mi Vida
Short StoryAlbert planea vengarse de su primo Terry, en lo que más le duele, Candy. Pero la vida le enseña una buena lección a este maestro de literatura. El amor está donde menos te imaginas