Primaria I (6 - 10)

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//Nota del redactor: Hoy, al llegar, Origen se ve tan normal como siempre. Me saludó con la misma mirada neutra de siempre, genuinamente alegre de verme de nuevo, antes de sentarse y dar un respiro profundo, como si abriese un pesado baúl lleno de objetos.//

Mi primer recuerdo es de haberme caído y llorado porque habían escondido mis utiles en el colegio, junto con haberme movido la silla antes de sentarme. Una nimiedad, si me lo preguntan, pero en su momento me dio mucha pena. Es algo normal, no? Pues... Lo que más pena me daba a mi era el no saber el porqué cierto compañerito de clase se las agarraba conmigo, siendo que tenía al resto de la clase para molestar. Yo por ese entonces, como dije antes, ya era alguien un poco extrovertido y tímido, soñaba despierto y aún así no me iba mal en clase.

Pero cada día que pasaba me sentía peor, menos quería ir a clase, y ya a esa corta edad era bien cercano al concepto del suicidio. No podía asimilar el porque parecía que era el único que no encajaba en la norma; el que me gustaran las cosas de chicas (y chicos también) y que no anduviese pegandome con los demas al parecer generaba que todos en mi clase, niños y niñas por igual hicieran de mi un juguete emocional. Trataba de hablar con mis padres las pocas veces que los veía, y para colmo de males tal parecía que tampoco encajaba con mis primos. Mis primos más grandes me molestaban (salvo algunos que los quiero mucho), y no tenía primos de mi edad con los que compartir. Por ende, y estando rodeado de adultos, mi hermana era mi persona de confianza.

Nos diferenciamos por unos 10 años, y ella en ese entonces era quien me ayudaba cuando lloraba, como niñato consentido, botando lo que no decía tanto por miedo como también porque sabia que no cambiaría nada, así que aguantaba todo. Pase gracias a ella los primeros años de primaria aguantando de todo: empezaba el año con un accidente, me volvía el hazmerreír del curso y de ahí empezaba todo. Al menos, desde que entré me hice amigo de un compañero que también lo molestaban. Obviamente había momentos en que no aguantaba más y me enojaba llorando, con tan mala coordinación y físico que terminaba cansado persiguiendo a mis abusadores, y me iba a llorar a la enfermería. Me dejaba en paz ya que sabía que iba a dar ahi no por cuenta propia, ya que ella era quien atendía mis moretones y golpes que me daba, tratando de jugar y compartir con mis compañeros y compañeras. Más de una vez termine con un dedo torcido, una pierna medio rota y con dolor en los testículos, ya que en esos años me hice fama de diana de pelotas, patadas y además de carro de supermercado. Todavía no se como de alguna manera mis padres creyeron que me había torcido el pie porque me tropecé bajando la escalera, cuando en verdad me habían empujado escalera abajo unos 30 escalones desde un segundo piso. Y ya para tercer año, mi amigo, creo yo en un afán de protegerse de los que abusaban de nosotros, se cambió al lado de ellos, y ahí perdí a mi primer mejor amigo. No se que paso con el, pero por lo visto se volvio jugador de basket. Facebook acusa todo *risas*.

La primaria en ese colegio terminó en tercer año conmigo suspendido por unos días porque le había roto los lentes a un compañero de un puñetazo, claro que no constataron que me había estado molestando. Les agradezco a mis padres que tuviesen el tino de cambiarme de colegio, ya que en casa (vivía en un departamento) también habían niños, con los que jugaba y también me pegaban.

Y bueno, después de todo eso me cambié a otro colegio, pero ya para ese entonces había dejado de ser un niño soñador y alegre. Me había vuelto alguien silencioso, muy introvertido, de mirada sombría y triste. Me asombraba lo que veía en el espejo, pero deseaba tener algún superpoder, ser un héroe de anime o historietas, salvar el mundo y ser genial, o al menos para que me comenzasen a mirar de otra manera. También pensaba que me hubiese gustado ser chica, ya que no significaba nada diferente para mi, pero al menos tenía más privilegios. Pero tendrás que esperar a la próxima vez que nos encontremos, y si es que este relato aburrido le llama la atención a alguien. Si no, pues al menos sirvió como un desahogo.

//NdR: Luego de esto, él se levanta de donde estaba sentado mientras mira lo que escribí. No muestra nada de pena en su cara, es más: parece hasta alegre y algo nostálgico al respecto. Mientras me mira de forma curiosa no puedo ocultar mi cara de asombro, preguntándome cómo puede haber contenido eso sin volverse loco. Se despide efusivamente de mi y me dedica una sonrisa con su habitual 'ya volveré'. Nuevamente, Origen me deja sin saber que escribir...//

Antes de OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora