CAPÍTULO 4

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Corrí hacia la carretera sin mirar si venía algún coche. Cuando estuve en medio, sentí como la euforia me recorría el cuerpo, pero no duró mucho, miré hacia la izquierda y noté como la euforia me abandonaba y el pánico se apoderaba de mí. Un coche venía directo hacia mi dirección. Intenté correr pero mis piernas no respondían. El coche se acercaba cada vez más y yo seguía sin moverme. Sabía que no podía evitarlo, así que cerré los ojos y espere paciente a que la muerte me alcanzara. El coche me arrolló y caí al suelo inconsciente. Me encontraba inmóvil en el suelo manchado de sangre, con gente rodeándome. Alguien llamó a la ambulancia y poco después llegó para llevarme al hospital, pero yo ya había muerto durante el camino. Al principio, fue extraño, era como si aún siguiera en ese mundo, sin estarlo de verdad, ya que podía verme a mi misma en la ambulancia pálida e inerte. Pero de repente todo desapareció. Mi mundo desapareció. Mi vida desapareció. Mi mente desapareció.

Me encontraba suspendida en el vacío. Todo era oscuridad y estrellas. No había ni un solo ruido. Solo estaba yo, flotando en la nada. Ni siquiera era yo. Era, y soy como un a sombra fosforescente, no tengo cuerpo porque no existe, pero es mejor que siga con la historia.

La Descomposición De Los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora