Prólogo.

84 12 22
                                        

«Zora Astalide, llamando a Zora Astalide.»

El llamado se escuchó por toda la cúpula del Consejo. Alpha recibía constantes llamados por su inusual comportamiento. Desde que sentenciaron a un ángel de su coro, ella solo ha demostrado la ira que sentía al estar frente alguien tan apoderado como lo es el Consejo.

Hizo su entrada y todos aquellos seres muy superiores a ella la miraban con enojo por querer rebelarse ante las personas que la crearon. Sin importarle las miradas, caminó hasta donde estaba el holograma.

—¿Ha pasado algo?
—preguntó con cierta frialdad ante el holograma.

—Te hemos estado esperando, Astalide. El Superior Zegers te está esperando.
—dicho esto, desapareció.

"No puede ser, Zegers está aquí". Pensó y con miedo llegó hasta su oficina.

Tocó la puerta una tan sola vez y ésta se abrió lentamente dejando ver a un Titus Zegers muy colérico.

—Titus, ¿ha...
—no terminó de hacer la pregunta cuando él la interrumpió.

—Siéntate. ¡De inmediato!
—ordenó haciendo que Alpha se sentara sin pensarlo.

—Titus, ¿qué pasa?
—preguntó temiendo la reacción de su Creador.

—¡Soy Zegers para ti, Astalide!
—golpeó el mesón asustandola.

Alpha prefirió callarse o sino se ganaría una buena dosis de castigo continuo en el batallón.

—¡¿Qué rayos te pasa?! Sabes perfectamente que detesto las rebeliones ¿o qué deseas? ¿otra sentencia para tu coro? ¡¿Ah?! ¡Respondeme, Zora!
—a puño cerrado golpeó de nuevo el mesón

Los superiores eran testigos de la pelea que ellos estaban teniendo. La mayoría asombrados por la acción de su Superior y otros con una sonrisa cínica, demostrando que Astalide se lo merecía.
Titus al notar la sobreactuación que ha pasado, decidió tornar los cristales a color negro.

—Zegers, yo... Perdóname. Lo hice porque atacaste a Ly, el ángel más débil de mi coro, no iba a permitir que le siguieras haciendo daño. —finalizó agachando su cabeza.

—Ángel, sé muy bien lo sobreprotectora que eres.
—suspiró vencido y tomó asiento.

—Titus, tu me creaste. ¿Lo recuerdas?

—Lo sé, Alpha. Solo... no te metas en problemas. Los del consejo no aceptarían otro comportamiento alterado.
—tomó sus manos con delicadeza.

Zora asintió y se dejó llevar por la apreciación que sentían del otro.
Titus, al encabezar el Consejo junto a su padre, le tenía un trato especial a Alpha. Un amor que ni él se lo podía explicar pero no debía demostrarlo porque Alpha todavía tiene mucho por aprender y así entrenar con perfección a su coro.

La puerta de la oficina se abrió y el Señor Zegers apareció. Al ver la escena de ellos dos tomados de las manos, su cuerpo se tensó porque él repudiaba a Alpha. Desde que la crearon, él piensa que solo desastres hará.

—Zegers, tenemos que hablar.
—su grave voz hacía temblar a cualquiera.

Poco a poco Titus desenlazó sus manos de Zora, él no quería separarse de su Alpha.

Cuídate, ángel. Hablaremos después, lo prometo.
—forzó una sonrisa, viendo cada paso que hacía hasta que ella salió.

—Titus, no permitiré otro trato físico como ese.
—habló su padre sentándose de brazos cruzados.

—Padre, amo a Alpha y lo sabes. No hay ser más hermoso que ella en Freylea.

—Olvídate de ese inmundo amor porque si no morirás.
—se levantó de su asiento dispuesto a irse.

—Ya espero el día de mi muerte, padre.


—Ya espero el día de mi muerte, padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Alpha. #sagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora