Narra Alonso
Luego de horas, que la verdad parecían años, se fueron los enfadosos estos.
Me cayeron bien, pero la verdad es que yo quería salir todo el día con Pey, o mínimo quedarme con ella en casa, pero llegaron estos a meter su cuchara, aún recuerdo las miradas que le aventaba el maldito de Bryan, y que decir de Alan, aunque con el no tenía tanto problema, ya que se la pasaba viéndose más tiempo en el teléfono que coqueteándole a Pey. Pero Bryan, ese se queda sin hijos, yo me encargo.
P(Peyton)-Alonso, me voy a dormir, tengo sueño.
A(Alonso)-no, ven, ni siquiera has cenado, y no comiste mucho
P-pero no quiero cocinar-se quejo, se ve tan linda cuando arruga la nariz
A-no te preocupes, yo te preparo un emparedado
P-hay Alonso, eres un amor, gracias
A-lo que sea por una bella chica-ellas me sonrió-ve a sentarte a la sala, Ahorita te lo llevo
P-gracias
A-¿le pongo de todo?
P-prepáralo como tú quieras, sorpréndeme, al cabo me gusta de todo, menos la cebolla, y el mole
A-ok, cebolla no tenemos, y no creo ponerle mole a un emparedado
P-para todo hay una primera vez-dijo y se fue riendo a la sala, solo escuche que la tele se encendía.
Comencé a hacer dos emparedados, les puse de todo, hasta mi corazón, luego los metí al horno a que se tostaran un poco, los saque y los partí en triángulos, los puse en día platos distintos, tome una charola de metal, tome un cartón de jugo y serví dos vasos, luego lo coloque todo en la charola, y lo lleve a la sala
A-espero que te guste
Ella tomó un pedazo y le dio un mordisco.
P-muy rico, me dio hambre en cuanto empecé a oler la comida
Yo solté una risita, terminamos de comer y nos quedamos viendo la tele, dejamos los trastes en la mesa del centro mientras cada quien está acostado en un sillón.
Revise el reloj de mi muñeca, eran las 10:30, voltee a ver en dirección de ella y la encontré dormida.
Maldito sillón, le tengo envidia
Tome los trastes que había en la mesa del centro y los lleve a la cocina, los lave y recogí el desorden que había dejado, regrese a la sala y ella seguía dormida.
Me acerqué a ella y la cargue en mis brazos, no pesaba nada, era igual de ligera que una pluma, una pluma hermosa, camine por las escaleras hasta que llegue a su habitación, abrí la puerta como pude y entre con ella en brazos, la deje en su cama, y la tape con una cobija que había en el sillón de a un lado, la mire como se acomodaba de lado, me acerqué a ella y sin pensarlo le di un beso en la mejilla. Ella sonrió y luego yo sonreí.
Salí de su habitación y entre a la mía, me acosté a dormir, por suerte ella ya traía pijama, me acosté y me quede dormido pensando en ella