El universo de Héctor

Héctor no se sentía parte de este mundo del todo. Poco a poco, fue alejándose de los días monótonos y aburridos que caracterizaban su vida para crear un universo único y especial, en el que sólo podían entrar aquellos que lo entendían.

Siempre hay un punto de inflexión que hace que las cosas evolucionen. Para Héctor, fue la necesidad de un cambio, de sentir, de dejar de sobrevivir.

Hasta entonces, nuestro protagonista había actuado cómo las reglas dictaminaban, siempre había llegado a casa antes de la hora prevista y, sobre todo, jamás había desobedecido; pero se cansó de sus días, y pasó a vivirlos de tal manera que, a veces, sucedían como si fuesen los últimos. Llegaba a locos extremos; y era en esos instantes, en los que se sentía más vivo que nunca.

En medio de ese camino rumbo a lo desconocido, Héctor halló muchas novedades; entre ellas, el amor.