Detrás de ti

Capítulo 4: Maldita sorpresa

Me desperté muy tarde, eran las 16:30 hs. Por suerte ya era sábado y no tenía que trabajar.

Estaba harta de todo. Tenía que encontrar de una vez por todas al culpable, al asesino, a ese hijo de puta.

Salí del departamento y fui casa por casa de toda la manzana. Tocaba la puerta y al que me recibía le preguntaba qué había hecho aquel día, si había escuchado algo o visto algo sospechoso. No podía decirles que Edna estaba muerta, nadie lo sabía, todos pensaban que se había ido a vivir  a Europa.

De todas las casas a las que fui solo 2 me dieron una respuesta comprometedora. Por un lado, Betty, la viejita y adorable mujer que atendía el almacén de la esquina.

“Bueno querida, es difícil recordar a esta edad. Para tu suerte, ese día fue el cumpleaños de mi esposo y lo recuerdo muy bien.  Después de cenar nos sentamos en el sofá a ver una película, ya era tarde y mi viejito se quedó dormido. Antes de apagar todo e irme a dormir  escuché que alguien gritaba y después vi una sombra de un chico salir corriendo por la ventana, no le di importancia, ya que a esa hora todos los jóvenes como vos están vagando por las calles. Espero que eso te ayude niña, más no recuerdo.”

Y por otro lado, “el Sheriff”, así le decíamos al hombre que vivía en la casa frente al almacén. Era cascarrabias y se creía un militar el cual podía derribar a cualquier delincuente, cosa que nunca logró hacer.

“Claro que recuerdo ese día. Eran las 2 de la mañana, el viento se dirigía hacia el oeste y 12ºC invadían la ciudad. Mientras tomaba una taza de café escuché que alguien hablaba por teléfono, si dudar ni un segundo cumplí con mi deber de ciudadano y miré por la hendija de la puerta para observar. Un joven de pelo negro se encontraba allí, llevaba un saco gris. Tenía la mirada perdida, era muy sospechoso. Antes de que pudiera agarrar mi pistola, salió corriendo. Unas horas después vi a este mismo con el saco todo rasgado dirigiéndose hacia el norte, por donde tú vives. No le disparé por el simple hecho de que en ese momento mi pistola estaba lejos y no iba a hacer a tiempo. Nada más para informarle dama”.

Todo era muy extraño. ¿Quién era el joven de saco gris?

Ya en el departamento, decidida encendí el ordenador y comencé a investigar. No sabía bien por dónde  empezar. Ingresé en el buscador y escribí “asesino serial suelto”. Al principio no encontraba nada que me diera una respuesta. Buscaba significados, nombres, lugares… y nada.

Hasta que vi la pagina de un diario local el cual contenía una noticia de hacía unos meses atrás.

                                                             “Misterioso crimen de un joven

Esta mañana por  las tranquilas calles de nuestra ciudad una persona menos amaneció.

Un pobre joven de 17 años ha sido hallado en su cuarto descuartizado. El autor del crimen dejó una serie de frases sobre las paredes, escritas con sangre que aparenta ser del joven.

Todavía no se sabe nada sobre esta sanguinaria persona. La policía no encontró ningún indicio importante por el momento.

¿Es en realidad nuestra ciudad un lugar tranquilo?; ¿Nuestro vecino podría ser el asesino? Ampliaremos.”

-          ¡OH POR DIOS! este psicópata había atacado antes, quien sabe cuántas fueron sus víctimas – pensé.

Desesperada busqué más y esta vez me encontré con una cantidad de personas muy grande que cayeron en las manos del desgraciado.  Utilizaba  la misma metodología en todos sus actos. Destrozaba el cuerpo de sus víctimas y dejaba leyendas en las paredes pero siempre se repetía una: “volveré”.

Había muchas páginas con fotos realmente impresionantes, es decir, sumamente escalofriantes. Pero ninguna decía nada sobre un hombre o un saco. No podía creer lo que estaba viendo y aun peor, que esa persona me estaba buscando, como yo a ella. Quizá me estaba observando en ese mismo momento. Por si acaso giré, pero no había nadie, eso me alivió un poco.

Luego de una lista de víctimas, encontré algo que me impactó. El mismo tipo de crímenes sin resolver sucedieron donde vivía cuando iba a la escuela. ¿Desde cuándo me seguía este desquiciado?; ¿Por qué era la siguiente o su objetivo? Ya no sabía en qué pensar, ¿A caso quería volverme loca?, la idea de que alguien haya estado todos estos años vigilándome me descompuso. ¿Por qué diablos lo hacía?; las preguntas invadían mi mente.

Dejé encendido el ordenador, no podía dejar de mirar las fotos de las víctimas, me alejé de la pantalla y encendí un cigarrillo, cada pitada lograba relajarme pero a la vez estaba llena de ira y confusión. Cuando casi terminaba de fumar, sentí que la puerta de entrada se abrió.

Asustada deje el cigarro en el cenicero y corrí hasta la puerta. Era Evans, eso hizo que mi presión cardiaca vuelva a la normalidad.

Pasamos al comedor y  notó lo que estaba en la pantalla.

-          Por dios Abie, ¿cómo podés ver esas cosas?

-          No podría no verlas, me pueden llevar a una respuesta, quiero saber quién mató a Ed.

-          Por lo menos enciende la luz, este lugar es tétrico.

Cuando la encendió pude notar su rostro, llevaba una mirada nerviosa, mis ojos recorrieron todo cuerpo y cuando lo miré bien… llevaba un saco gris con algunas costuras adicionales, se notaba que había sido rasgado.

-          ES ÉL, ES ÉL EL QUE HA MATADO A TODAS ESAS PERSNAS Y AHORA VA EN BUSCA DE MI. QUIERE MATARME, ¡CÓMO NO ME DI CUENTA! CUANDO ED FUE ASESINADA ÉL LLEGÓ DE INMEDIATO Y NO EXPRESÓ NADA DE TRSITEZA, LOS VECINOS LO VIERON, VI SU CADENA EN EL BAÑO. CÓMO PUDE SER TAN CIEGA, ESTE HIJO DE PUTA VA A MATARME EN ESTE INSTANTE. – Miles de ideas cruzaban mi cabeza, pero estaba congelada, no podía modular ninguna palabra.

-          ¿Encontraste algo que nos pueda ayudar a saber quién es el asesino? – me dijo.

-          N... n...no. Pero ya sé quién es.

Puso cara de confundido y pude notar como sus puños se cerraban de rabia.

-          ¿Ah sí? ¿Quién es?

-          SOS VOS HIJO DE PUTA – Las palabras explotaron en mi boca.

Traté de frenar su puño antes de que impactara contra mi cabeza. Pero fue imposible, era mucho más fuerte que yo. Comencé a llorar y gritar. ¿Por qué me pasaba esto a mí?

En medio de golpes me lanzo hacia el cuarto de Ed, caí sobre la puerta abriéndola.

Miró el cuarto con horror, le tenía una maldita sorpresa.