Capitulo 2: Rubiecita

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Cuando despertamos, ya nada era igual. Me faltaban los desayunos y nuestra canción favorita. Me sentía vacía. Pero por suerte estaban mis amigos para acompañarme en el duelo.

Me fijé la hora. Ya era tarde para el trabajo, pero ese día no pensaba ir, no iba a poder concentrarme por más fácil que sea vender comida rápida. Alguien tenía que pagar el gran departamento, pero ese día, mi cuerpo no podía esforzarse para nada.

Entonces Aaron despertó, no sabíamos cómo actuar, hacíamos lo que podíamos. Esta era una buena oportunidad para expresar todo lo que sentía por él. Traté de hacerlo, entremedio de llantos y abrazos me iba acercando cada vez más a sus labios.

Me sentí mal, era como aprovechar el fallecimiento de mi mejor amiga para poder avanzar una relación con un chico, así que me detuve. Como estábamos solos, le propuse encontrarnos con nuestros amigos.

Estaban donde Ed descansaba. Estábamos destrozados, me sentía muy mal por todos, hasta por Cathy. Evans no demostraba demasiada tristeza, pero creo que trataba de ser fuerte y contenernos. Sentía que tenía que salvarlos, sacarlos de ese estado. Me aguanté las lágrimas como pude y dije.

-         Chicos yo amaba y amo a Ed como si fuera mi hermana. Ella odiaría que estuviéramos tristes por ella. Hay que recordarla con alegría y tratar de seguir con nuestras vidas. No digo que la olvidemos, porque siempre formara parte de nosotros. Así es la vida, y hay que seguirla.

Todos secaron sus rostros mojados y fuimos de la mano hasta la plaza donde frecuentábamos ir. De repente todo era risas, comenzábamos a divertirnos como siempre, por más duro que fuera, tenía que ser así y yo lo había logrado.

Con la muerte de Ed, el consumo de drogas fue más constante. Nos juntábamos en mi departamento el cual  empezó a decaer. No se limpiaba, había ropa sucia por todos lados, restos de comida y hasta roedores. El dormitorio era el único que se mantenía en pie. No dejaba que nadie entrara, solo yo lo hacía. Había puesto algunas velas y fotos de nosotras y cada tanto entraba y charlábamos, era algo que me hacía sentir que todavía estaba viva.

Algunas veces venia gente que yo no conocía, pero no me importaba ni me asustaba. Todo lo contrario, compartía con esas personas tranquilamente. Algunos eran un poco agresivos, otros más simpáticos y otros,  no te enterabas que estaban allí.

Uno de esos días un muchacho trajo consigo a una pequeña y rubia niña. Al principio todo iba bien, pero luego el clima cambió, estaba intentando drogar a la niña y hasta abusar de ella. No podía permitirlo, de tan solo ver los pequeños ojos tristes de aquella hermosa nena mi alma se llenaba de pena. Sin pensarlo dos veces empecé al golpear al muchacho, mis amigos no podían ayudarme debido a su estado. Era yo contra él, mano a mano. Tenía que salvar a esa niña si o si.

Obviamente él era mucho más fuerte que yo. Primero me agarro el cabello, me lanzo contra la puerta y me golpeé la cabeza contra el picaporte. Sangre salió de mi cabeza, pero no me iba a rendir tan fácil. Calculé bien el espacio y me lancé sobre él.

En medio de los golpes, logré alcanzar un cuchillo que estaba sobre la mesa de la sala de estar y lo amenacé. El cobarde salió corriendo de mi departamento.

La pobre niña estaba aterrada, traté de tranquilizarla. No hablaba. No supe su nombre. Esa noche me quedé con ella.

Para que pudiera dormirse le canté una canción. Cuando iba por la mitad ya se había quedado dormida.

Al otro día, cuando desperté, la pequeña ya no estaba. La entiendo, si yo hubiera despertado en un lugar tan desastroso como ese también me hubiera ido.

Pero entonces escuche pisadas. Provenían del baño.

Me armé de valor y corrí por el pasillo hasta llegar al baño. La puerta estaba cerrada, no sabia si iba a soportar ver algo aterrador otra vez, pero ya estaba ahí.

Abrí la puerta, y me encontré con una escena muy extraña.

La niña estaba inconsciente dentro de la bañera, la cual desbordaba de agua. Tarde unos 3 segundos en reaccionar antes de quitarla de la bañera, ya en mis brazos, como pude le hice RCP, pero no reaccionaba. Le di  2 golpes en el pecho y por fin reaccionó, el asesino no había logrado cumplir con su objetivo, me sentía bien por eso, pero a la vez no… quizás él volvería para terminar lo que empezó.

Le rubiecita seguía sin hablarme, no sabía si era por el miedo que tenia o si realmente no podía hablar. Observé el lugar, como antes había pasado, las paredes estaban escribas con sangre. La pequeña no tenía ningún corte. No se entendía lo que decía, el agua de la bañera salpico donde estaba escrito.

Alcé a la niña y la llevé hasta en sillón, pero casi en la puerta del baño pise algo que hizo un crujido inusual. Era la cadena que Evans siempre llevaba consigo. ¿Era algo por lo cual tenía que preocuparme? ¿Quién era el que en realidad trataba de perjudicar a los que estaban en el departamento? ¿Por qué allí? Y ¿Por qué no a mí?

No quería hacer ninguna especulación apresurada y dejé que esas preguntas se respondieran solas con el transcurso del tiempo. Necesitaba escapar un poco de todo. Pero ese loco no se libraría de mi tan fácil.

Lo importante era dejar a salvo a la niña. La dejé en un hospital, definitivamente era muda. Afortunadamente no tenía ningún daño grave.

Le saque una foto y la difundí por toda la ciudad, explique que estaba a salvo pero que necesitaba urgentemente encontrar a sus padres o a las personas que estuvieran a su cargo.

La noche se acercaba y no había noticias de sus parientes. Decidí quedarme a dormir junto a ella para que se sienta protegida, más allá de que estaba en un hospital, tenía que ser su heroína. Volví a cantarle una canción de cuna, antes de quedarse dormida me sonrío, yo creo que ese fue un “gracias”. Me puse muy feliz.

Me despertó el doctor.

-         No quería despertarte, dormías muy cómodamente. Pero aquí no se puede descansar, hay que dar lugar a otros pacientes. Hace unos segundos se llevaron a Kym, vino su padre.

Le agradecí y a paso ligero fui hasta la recepción, pero ya no estaban allí. Por lo menos supe su nombre.

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