Capítulo 2

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Despertó abrumado por el zumbido que había en sus oídos, era incómodo, quería destrozar su mente, dejar de escuchar eso, sudaba a chorros, se removía en la cama con brusquedad, Janet al verlo, decidió acercarse y colocarle un calmante, su respiración dejó de agitarse, y su pulso se niveló.

—Aún no me has de escuchar con claridad —Janet se acercó a él, atrajo hacia si un taburete para sentarse —debes reposar más, el calmante ya está haciendo su efecto, no podrás moverte solo escuchar y mirar hasta que el efecto se pase —ella dejó salir un suspiro, la habitación no tenía nada de familiar, nada que les recordara a casa, toda la nave parecía una simple prisión, y los cuartos, por lo lujosos que pudieran ser nunca serían acogedores- extraño nuestro hogar, no era perfecto, pero era imperfectamente perfecto. Aún sueño con el día en que podamos regresar y no en una misión, quiero volver a ese lugar para vivir en el —miró a Eliot con cierta tristeza- quiero vivir junto a ti en ese lugar, quiero estar contigo siempre sin importar donde sea, si es ahí o en medio de una guerra —una lágrima se deslizó por su rostro, Janet acercó su rostro al de Eliot, estaban tan cerca que ambos podían sentir sus respiraciones, los labios de Janet ansiaban probar los de ese chico desde hace mucho tiempo, desde que eran apenas unos niñitos.

Janet rozó sus labios con los de Eliot, dudó al principio, lo besó, le sujetó la cabeza con ambas manos para poder besarlo, lloraba mientras lo hacía, poco a poco se separó de él. Lo vio, cerró los ojos de vergüenza, él no podía moverse, estaba sedado. Se levantó abruptamente y salió corriendo de la habitación, la puerta se cerró de forma automática. Horas después, Eliot se levantó, el efecto del calmante había pasado y el zumbido se esfumó, aunque aún sentía cierta incomodidad, recordó lo que Janet hizo, no le dio importancia, era un simple beso, no significaba nada, al menos para él. Llegó donde Michael, lo saludó como de costumbre.

— ¿Ha surgido algún inconveniente mientras yo estaba inconsciente? —preguntó Eliot mirando hacia la nada.

—Por el momento no, ya le notifiqué a Arnoldo de la situación y también de la extraña chica. Pronto volveremos a la base.

—Me siento como un inútil, no pudimos conseguir nada de información —golpeó el panel de control con su puño, la ira lo embargaba y de sus ojos brotaba la furia en su máximo esplendor, dio un golpe más provocándose una leve cortadura, la poca sangre que salió se deslizó hasta caer al suelo manchándolo de un intenso escarlata. Eliot se marchó a paso ligero aún molesto por lo sucedido en la Tierra, se sentía como un idiota, se había centrado tanto en esa extraña chica que su misión quedó en el olvido. Botella tras botella de alcohol eran derramadas en su boca, lanzó uno de estos recipientes contra el suelo haciendo que este se rompiera en muchos fragmentos. Janet, quien desde lejos lo observaba se sintió atemorizada, él no era un chico tranquilo, siempre se alteraba con todo, pero esta vez era diferente, nunca lo vio ponerse de esa forma, tan agresivo y frustrado, necesitaba hacerlo reaccionar, necesitaba calmarlo, quería decirle que todo estaría bien, y eso era solo una vil mentira, las cosas empeorarían al pasar el tiempo, Eliot era el elegido y cargar con una gran responsabilidad no era fácil para él. Janet se armó de valor y camino hacia él, lo tomó del hombro y dejó salir un suspiro lleno de un sinfín de emociones.

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