Subieron a la nave in antes esperar nueva indicaciones. Janet se dirigió a la cabina de despegue, mientras que Michael esta vez descansaría por unas horas antes de retomar el mando de la nave. Eliot caminó hacia dentro de la nave, una mano lo detuvo e hizo que fijara su mirar hacia atrás.
—Ten cuidado, hijo —el dolor que salía de la voz de Arnoldo era inconfundible, temía por su hijo.
—Preocúpate de tus asuntos, yo solo puedo conmigo mismo —Eliot se soltó bruscamente del agarre de su padre y subió a la nave sin voltear atrás.
La compuerta se cerró aislando los sonidos del exterior. Eliot caminó por un pequeño pasillo de la nave, una vena de su frente luchaba por salir de órbita, golpeó su puño contra las duras paredes de la nave. Ser el elegido era una presión que él aún no podía soportar, menos hacerse a la idea de tener que derrotar a Diogovan, era alguien demasiado poderoso como para derrotarlo con algún arma. No había poder en el universo que pudiese hacerle frente, solo el poder de Darkos, su padre, el peor de todos.
Su respiración se agitaba a medida pensaba sobre las cosas a las que tenía que enfrentarse, no se sentía preparado para afrontar su destino, no estaba preparado para ello. Ni cien años entrenando y practicando con armas le serían de ayuda, necesitaba más que eso para derrotar a un ser tan poderoso. Los colgantes eran su única esperanza, pero encontrarlo todos no sería nada sencillo, apenas y sabían la ubicación de uno de ellos.
Caminó a su habitación ignorando todo lo que pasaba en su entorno, su carácter había empeorado, su temperamento igual. Desde que supo que era el elegido su vida dio un vuelvo drástico. Ya no era la persona de antes, menos aun cuando descubrió la verdad sobre su madre, la verdad que por muchos años su padre le mantuvo oculta para protegerlo, al final siempre salió a la luz.
Se sentó al borde de su cama, sacó un libro de una gaveta, entre las páginas del medio se encontraba una carta, la sacó moviendo sus dedos con una destreza propia de él. El papel estaba amarillento por el paso del tiempo.
"Querido Eliot, si lees esto, ya sabrás sobre mí. Lamento que tu padre haya decidido ocultarme, era la única opción que teníamos para que Darkos no te encontrara, él sabe sobre la profecía, no le sería difícil derrotar a un híbrido como tú. Decidí irme de tu lado, necesitabas a una madre humana, necesitabas ser humano. No son la raza perfecta, y nunca lo han sido, tienen defectos, igual que muchos, pero hay muchas cosas que ellos tienen que otras especies nunca las tendrán. Tal vez nunca logres conocerme, aun así quiero que sepas que te amo, eres mi hijo, eres hijo de la única persona a la que he amado con todo mí ser.
Quizás cuando leas esto yo esté muerta. Quiero encontrarme contigo en la otra vida, me duele no poder disfrutar a tu lado, no podré verte crecer nunca, hoy apenas tienes unos pocos meses de haber nacido."
Una lágrima se deslizó por el papel, el único recuerdo de su madre había estado lejos de él por años, ni siquiera su padre tuvo la dignidad para entregárselo. Una noche, luego de cuatro años de vivir en Earth 2 encontró ese manuscrito, al principio no sabía de qué se trataba hasta que lo leyó, ese fue el primer golpe que tuvo, la persona que siempre creyó ser su madre, nunca lo fue, aun así, ella había muerto antes de llegar a Earth 2, y ahora, él se enteraba de su madre biológica, y no se trataba de una humana. Desde entonces, la relación con su padre era tan diferente y distanciada.
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Nirvana
General FictionUna profecía lo decidirá todo, el destino del universo está en las manos de Eliot, pero puede su error ser enamorarse de la hija de su enemigo a la cual tiene que enfrentar a muerte por ser el elegido. Darkos hará todo lo posible por ser el supremo...