Mi nombre es Morticia Frump, tengo 18 años y acabo de terminar mi último año de preparatoria aquí en New York. Ya estoy dentro de la facultad de artes visuales. Mi preparatoria estaba alado del campus de la universidad por lo que no se me complicará mudarme junto con mi hermana Ophelia. Ella es muy carismática y extrovertida, todo lo contrario a mí, por mi parte tengo un etilo más gótico, uno muy peculiar y extraño por lo que no tengo amigos.
Justo ahora desempacamos nuestras cosas. Lo que más me inspira confianza es la distancia entre los dormitorios de hombres y mujeres, cada uno está en un extremo del campus.
-Deberíamos salir a conocer esta parte del campus- dijo Ophelia mientras se recostaba en su cama.
-No creo que sea buena idea, quisiera tener todo ordenado para el lunes que ya iniciamos clases-dije mientras terminaba de acomodar mis cosas.
Se paró poniéndose sus zapatos y salió diciéndome que regresaría más tarde. Me quedé sola, vaya que estaba acostumbrada a eso y cuando terminé me puse a dibujar un poco. Miré por mi ventana y me percaté de que era un hermoso día, parecía como si una tormenta se avecinara, abrí la ventana y la brisa fría atrapó mi piel haciéndome sentir cómoda como hace mucho no lo hacía.
Seguí en mi mundo cuando decidí salir al pasillo por algo para tomar, quizá en una de las máquinas expendedoras encuentre algo que llame mi atención, caminé unos segundo sobre los estrechos pasillos estaban totalmente solitarios no entiendo cómo es que muchos aborrecen las tormentas son lo mejor del clima, seguí caminando a ciegas pues no sabía dónde encontrar lo que buscaba, para mi suerte encontré una maquina no muy lejos, tomé un bocadillo y algo para acompañarlo cuando volteo y choco con alguien.
-Mira por dónde vas- dijo la voz de una mujer mientras me empujaba y tiraba mis cosas al suelo. Una chica alta, rubia, toda de negro con un vestido totalmente pegado a su cuerpo y muy corto, recuerdo haberla visto antes. No dije nada y esperé a que se alejar para poder recoger mis cosas del suelo.
Se fue todavía empujándome suspiré pues ni si quiera era mi primer día y ya me sentía excluida, me agaché para recoger mis cosas del suelo cuando una mano las toma primero que yo, una voz grave dijo "Te ayudo, perdón, Jessica una mujer algo grosera" al levantar mi mirada visualicé a un hombre quien levantó todo y me entregó las cosas sonriendo. Para mi mala suerte la mujer, Jessica, regresó y se llevó del brazo a quién me ayudó a recoger las cosas. Vaya manera de empezar mi vida universitaria.
Regresé y proseguí a hacer lo que estaba haciendo, no evité pensar en lo que había sucedido, nunca he creído en las coincidencias y no es el momento para empezar a creer en tonterías. Ophelia llegó hasta pasada la noche le conté lo que pasó y estaba totalmente resignada, ella siempre ha odiado que no me defienda pero de verdad es un tema que poco me da.
-Debiste hacer algo Morticia, fue peor quedarte con los brazos cruzados.-
-No tiene caso- dije despreocupándome- ya nada me sorprende.-
Me contó que fue a una de las cafeterías del campus y como era de esperarse ya conoció a alguien. Ha tenido mucho novios a lo largo de su vida y todos los ha terminado ella, siempre con la frente en alto y procurando no arrepentirse.
El día siguiente Ophelia y yo nos dispusimos a dar un paseo por el campus, ambas éramos becadas mis padres no podría pagar dos colegiaturas en tal universidad y lo confirmé al ver la gente de la que estábamos rodeadas. Chicas, chicos la mayoría bien vestidos, sobre todo los mayores.
-No te agobies, no tan rápido querida- dijo Ophelia volteando a verme de manera confiada- no será tan malo como parece, confía en mí y relájate.
Paseamos y tonteamos hasta llegar a la cafetería al este del campus. Ahí se vería con unos amigos suyos pero yo no estaría muy cómoda, Ophelia insistió en que entrara y me quedara con ella. Accedí sólo por su insistencia, ya dentro sí que era grande la cafetería, no me terminaban de agradar los colores que la envolvían pero no los puedo cambiar así que sólo imaginé cómo quedaría mejor.
Estuvimos con sus amigos, como no tengo su humor ni sus gustos apenas y me sentí integrada, pero yo no quería eso, he estado muy bien en mi soledad y no veo por qué cambiarla ahora. A lo lejos vi a esa tal Jessica, por una u otra razón esperaba ver a aquel tipo que me ayudó, sólo para agradecerle, pero no fue así, no al menos cerca de ella.
Salimos todos juntos de la cafetería justo cuando me percato de que me olvidaba de mi bolso en la mesa, se le comenté a Ophelia y ella contestó que me esperaba mientras me deseaba suerte para aún encontrarlo, así que entré y por fortuna ahí seguía, lo recogí dirigiéndome hacia la puerta pero justo cuando la iba a empujar para salir ésta vino hacia mi golpeándome un poco la frente y moviéndome hacia atrás.
-Perdón, ¿estás bien?...-
-Sí, mi culpa, esa puerta no es la que va hacia afuera- dije sintiéndome la mujer más torpe del mundo. Cuando levanté mis ojos ahí estaba, el mismo hombre de hace un día, alto, con unos ojos marrones muy oscuros, profundos como una noche perfecta, con un bigote bien estilizado, peinado impecable hacia un lado, con una camisa blanca y pantalón negro. Noté su rostro preocupado con sus cejas levantadas. -Estoy bien- repetí - y gracias por lo de ayer.-
-No hay problema...- sonrió y me abrió la puerta para que pasara- recuerda derecha empuje, izquierda jale- dijo amablemente, devolví su sonrisa y salí sin decir nada. Ophelia y sus amigos vieron toda la escena con pequeñas risas de lo nerviosa y torpe que me puse, apenada le dije que era el hombre de la otra vez.
-Gomez Addams creo que se llama- dijo una amiga de Ophelia- es un gran estudiante del área de ciencias económico-administrativas, su único defecto es su novia, alguien no muy agradable y totalmente empalagosa.-
Y vaya que confirmé eso hace un día pero poco me interesaba, aunque Gomez tenía una mirada encantadora es de ese tipo de personas a las cuáles te detienes, lo aprecias y ya. Seguimos nuestro camino, Ophelia se fue con sus amigos mientras yo preferí irme a mi habitación, había dejado unos bocetos pendientes. Me perdí durante toda la tarde y cuando voltee hacia la ventana empezaba apenas a llover, las gotas golpeaban contra mi ventana, eran delgadas pero constantes miré más hacia el cielo y vi unas grandes nubes acercándose estaba deseando una gran tormenta, eso me ayudaría a tener suerte para el día siguiente, el lunes cuando mis clases empezaban.
Mi primer día de clases fue una total pesadilla,me senté al fondo de cada una de ellas, a mi alrededor todos tenían ya sus grupos y platicaban así que me concentré en dibujar, eso hacía que mi tiempopasara rápido. En todas las clases había una risa totalmente molestaproveniente de una voz terriblemente aguda y si, era Jessica, ahora la tendríade compañera en todas mis materias y me miraba como si me odiara de hace años, aunque sin parecer presumida medi cuenta que no tiene mucho talento para el arte.
*** Les traigo una nueva historia que ya tenía muchas ganas de publicar, ya la tengo algo avanzada pero sus consejos y opiniones pueden cambiar el rumbo de la historia. Quiero que esta historia empiece flojita pero luego va a ir adquiriendo emociones.
Disculpen si hay alguna falta ortográfica, suelo publicar en la noche antes de dormir.
DE VERDAD quiero saber sus opiniones tanto negativas como positivas. Agradecería el apoyo para traerles el próximo capítulo que ya está escrito. <3 ***
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El Preludio de mi Obsesión
Fiksi Penggemar-Ella tan fría y delicada y a pesar de eso me llenaba de vida, tocaba su piel blanca con una suave caricia y el tacto con su piel recorría mi cuerpo entero dejándome postrado a sus pies, eternamente atado a la criatura más sublime de la faz de la ti...