CAPÍTULO 7: Magia prohibida

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En multimedia está Alecto, la madre de Iron.

-¡Otra vez!- la tediosa frase del entrenador se vuelve a repetir y yo estoy a punto de arrancarle la garganta, ¿acaso no sabe otra puñetera frasecita? Me siento en el suelo siguiendo la tendencia que otros hace rato que han tomado y estiro una pierna delante mío dejándome caer completamente estirando el cuadríceps y tocando mi cabeza con la rodilla. Repito la acción con la otra pierna y vuelvo a oír otro golpe, ha vuelto a caer.

Llevamos una hora viendo como Daemon intenta ganarle, pero no lo consigue, y nosotros estamos empezando a perder la paciencia. ¡¿Para qué narices nos quiere aquí?! Cuando Daemon vuelve a caer sobre el charco de sudor que ha formado, lo entiendo. El entrenador quiere exhibirse... Niego con la cabeza y me levanto de nuevo cuando veo a Daemon entrar en un ataque de tos del que no puede salir en el suelo, se tapa los ojos con un brazo e intenta respirar poniendose frenético, se pone rojo. 

-¡Otr...

-¡Cállate de una puta vez!- el silencio se apodera de la sala y aunque parezca increíble... yo no he sido. Me giro hacia Iron que está rojo de rabia.- No ves que no puede más, si querías ser modelo te has equivocado de profesión idiota. Daemon parece poder respirar de nuevo y me relajo, pero el entrenador fija su mirada en Iron, cruje sus dedos, se ajusta las vendas en la mano y sonríe.

 Daemon  se  levanta agarrándose el estómago con una mueca de dolor. Me dirijo hacia él y se apoya en mí mientras lo siento en un banco que hay y otros le acercan una cantimplora. 

-¿Estás bien?- le tiro el cabello empapado de sudor hacia atrás y puedo ver como su carne empieza a oscurecerse para formar el resultado de tantos golpes recibido. 

-Iron- me susurra mirándole. 

Yo me giro y le veo entrar al tatami con una mueca de odio. 

-Adelante...- el instructor dirige los ojos negros hacia mi primo y le indica con un gesto de mano que se acerque. Debe tener más o menos nuestra edad, pero físicamente se encuentra increíble, ni siquiera ha descompasado su respiración.

Iron se pone frente a él en posición de combate y el instructor ataca. Iron es rápido, esquiva el primer golpe, pero siguen llegando, y ni siquiera tiene tiempo de lanzarle uno decente. Se dedica a la defensa constante y parece que funciona durante un rato... hasta que el primer golpe llega, un puñetazo seco en la boca del estómago que lo deja sin respiración y un golpe en la cabeza con la rodilla que lo tumba en el suelo.

El entrenador sonríe y chasquea la lengua.
-Principito, principito, esto te dejará marca... 

Veo como saca un cuchillo de su bolsillo trasero, noto el brillo de la hoja y siento sus intenciones cuando mira el rostro de mi primo. No me da tiempo a transformarme, pero sí a interponerme entre ellos y golpear con todo mi peso su esternón, apartándolo de mi familia.

Parece que se ahogue y en unos segundos se recupera, me mira con las venas marcadas en su graganta y se levanta con fuerza.

-Niñata... Esta no es tu pelea.-sisea.

Levanto el rostro y siseo.

-Esto no ha sido una pelea... créeme no querrás pelear conmigo - le advierto, observo como la mano que sostiene el cuchillo se mueve y antes de que pueda ir más lejos lanzo un rayo que impacta en dicho objeto, provocando que salte de su mano y caiga al suelo.

La estancia se queda unos segundos en silencio mientras el entrenador se agarra la mano que sostenía el cuchillo y observa atentamente el arma que yace en una esquina de la habitación 

Herederos de SangreWhere stories live. Discover now