Recuerdos de un pijama roto

Capítulo 6

Abrí los ojos al sentir que algo se alejaba de mí. Asustado, miré por toda la habitación palpando la cama en busca de aquello distante. Comencé respirar fuerte, algún jadeo escapando de mi garganta, hasta que pude distinguir una silueta en los pequeños reflejos de luz que entraban por la persiana.

-Hey Odd, estoy aquí- me dijo en susurros mientras se acercaba. -No me voy a ningún lado-

Mientras hablaba para calmarme, pasó sus brazos por mi torso, juntando nuestros cuerpos en un abrazo. Instantáneamente noté mi respiración recobrar la normalidad, a la vez que mis latidos se relajaban. El calor que irradiaba su cuerpo desnudo era cómodo, invitaba a quedarse junto a él.

Me recostó en la cama una vez tranquilo. Rió al pequeño ruido de enfado que hice al perder el contacto con él, pero no tardo nada en acallar mi tonto rebote con una lluvia de suaves besos por toda la cara. Solo podía sonreír, e intuía que Andrew también lo estaba haciendo.

De nuevo lo sentí alejarse, esta vez recibiendo una razón por la cual se separaba de mí.

-Bajaré y cocinaré algo, no te muevas- me dio un beso en la nariz antes de salir hacia el piso de abajo.

-¡Espera!- grité. –En la mesa ha-hay una caja, necesito una pastilla de ahí-

-Vuelvo en nada Odd- murmuró ya desde el pasillo, con cierto tono feliz.

La manera en la que pronunció mi nombre hizo que una risa tonta saliera de mi boca, mientras me hacía una bolita en la cama tapándome con las sábanas. Su esencia permanecía impregnada en la tela, hecho que me producía relax.

Al girarme en la cama, me di cuenta de que la luz del pasillo y, supuse que también, las luces de las escaleras y la cocina, estaban encendidas. La tentación de bajar y desenmascarar a Andrew quemaba por dentro, pero decidí permanecer entre las sábanas. Sabía que existía una razón por la cual no me revelaba su identidad, pero confiaba en que pronto me la descubriría.

Tras quince minutos de vueltas tontas en la cama y auto preguntándome si bajar o no, vi la luz del pasillo apagarse, entrando Andrew segundos después por la puerta de mi habitación. Pude distinguir su cabellera morena, un nuevo dato para mí.

-Hey Odd- dijo mientras se sentaba en la cama, podía decirlo por cómo se hundió el colchón. -¿Cómo está tu nariz? Tienes un ibuprofeno y la otra pastilla en la bandeja con la comida-

-Gracias- sonreí. Me senté, apoyando la espalda en la pared, y empecé a comer, Me sorprendí de lo sabroso que estaba. – Está muy bueno, ¿dónde aprendiste a cocinar?-

Le noté acercarse, para susurrar en mi oído. -Es un secreto- rió al hacer eso.

-Siempre me dices eso- hice un pequeño puchero, aunque me animó con un nuevo beso en la frente.

Seguí con mi comida en silencio, uno agradable, tranquilo, y para nada incómodo. Cuando terminé, cogí las pastillas, las coloqué en mi lengua y con un poco de agua las tragué.

Se acomodó a mi lado, apoyándose en el respaldo de la cama y pasando un brazo por mis hombros para acercarme a él. Acercó una mano hacia mi mentón, guiándolo hacia su rostro para poder dejar un beso casto sobre mis labios; podía decir que me miraba a los ojos, y sentía que quería decir algo.

-Odd... - susurró. –Sabes que pronto es el baile deHalloween y... - un matiz dudoso se apoderó de su voz pero, tras aclararse lagarganta, pudo continuar. -¿Querrías venir a la Mascarade conmigo? 

La Mascarade... Me quedé sin palabras. La Mascarade era el baile habitual en nuestro instituto, todos íbamos disfrazados de un tema en concreto, pero siempre con el rostro tapado con una máscara. Solo había una regla: nadie podía revelar su identidad. La excepción: solo los monarcas de la Mascarade podían, y estaban obligados, a mostrar su rostro.

Andrew me miraba expectante, esperando mi respuesta. Yo seguía impactado; nunca me habían pedido ir, por ello nunca había ido nunca, solo sabía lo que era por tantas veces que se comentó el evento por megafonía. Justo antes de que Andrew dijera algo más, respondí.

-Me encantaría ir contigo-