Capitulo 1

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Podría haber estado dormida. Las facciones de la elfa de la noche estaban perfectamente relajadas,
excepto su boca, que estaba ligeramente torcida, como si sus sueños no fueran agradables. El cuerpo
estaba intacto y sin apenas rastro de daños, a diferencia de muchos de los otros que habían visto en los últimos días. Tyrande Susurravientos se arrodilló junto al cadáver para verlo más de cerca. Había algas ensangrentadas en el cabello de la mujer muerta, y apestaba a mar y a lenta putrefacción. Llevaba muerta varios días. Probablemente habría sido una de las primeras víctimas del Cataclismo, y la había arrastrado la inundación. Ninguna sacerdotisa de Elune podría traerla ya de vuelta.
―¡Tyrande!
La cabeza de la suma sacerdotisa se alzó de pronto cuando el aire le trajo la voz de una de sus
confidentes más cercanas, Merende. Buscó a lo largo de las orillas de la Aldea Rut'theran y vio a
Merende que consolaba a una joven sacerdotisa que sollozaba con la cara oculta en su blanca toga. Al acercarse, Tyrande comprendió el motivo. El cuerpo retorcido de una pequeña elfa de la noche yacía ante ellas.
―Su hermana ―articuló Merende en silencio, señalando a la sacerdotisa desconsolada. Tyrande asintió y les indicó que se apartaran. Cuando la zona estaba libre, fijó la mirada en el cadáver. Supo al momento que no había esperanza, los miembros estaban retorcidos en ángulos imposibles y las heridas se habían drenado de sangre, pero los elfos de la noche no abandonan a sus difuntos. Limpiarían el cuerpo, ocultarían las heridas, y arreglarían las articulaciones rotas antes de devolverla a la tierra.
Tyrande se agachó y limpió el barro de la cara de la niña, susurrando dulces oraciones a la diosa de la
luna para que guiara su espíritu y aliviara el dolor de su hermana. El polvo se desprendió, revelando una piel violeta claro y ondulados cabellos azul oscuro. Los ojos almendrados aún estaban abiertos, fijos en el cielo cubierto de nubes. El rostro mostraba un gran parecido con otro que ella contempló por primera vez hacía muchos miles de años. Tyrande cerró los ojos para luchar contra las lágrimas que pugnaban por salir.
Shandris... ojalá pudiera saber algo de ti...

Tyrande y Malfurion: Semillas de FeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora