III: Future Begins

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Kira's P.O.V.

Sentí una luz brillante dando directamente en mi cara y me estaba molestando terriblemente. Intenté cerrar los ojos con más fuerza pero no sirvió de nada, la luz del sol no tenía piedad conmigo. Con todo el dolor de mi corazón, conté mentalmente hasta tres y abrí los ojos. Un gemido se escapó de mis labios... Dios, cuánta luz.

Me incorporo y me quedo sentada en la cama, preparándome mentalmente para el día de hoy. Mi primer día real fuera de Saint Pierre.

Cuando por fin fui capaz de sostenerme en pié sin hincar la cabeza en el suelo, me dirigí al baño. No tenía cansancio, había dormido increíblemente bien, pero era la primera vez en mucho tiempo que no tenía la campana del instituto despertandome a las seis de la mañana y estuve en un estado total de confusión hasta que me di una ducha con agua fría.

Ya tenía asimilado -más o menos- el hecho de que estaba ahí, en Nueva York. Lo que no estaba segura es por dónde debía empezar... Aunque al mirar el reloj del móvil no tuve tiempo de pensar en nada más, se me hacía tarde e iban a cerrar el restaurante del hotel y no iba a poder desayunar.

Menos mal que la noche anterior no me había dejado llevar por el cansancio y había ordenado mi ropa en el armario, si no ahora hubiera tenido que rebuscar en la maleta y dejarlo todo hecho un desastre.

Encontré uns shorts vaqueros, utilicé las mismas deportivas negras del día anterior -es que eran muy cómodas...-, una camiseta de tirantes blanca y algo amplia, y en una pequeña mochila metí todo lo necesario para ese día. Cartera: listo. Móvil: listo. Guía turística: listo. Gafas de sol, barra de cacao y otras cosillas: listo.

¡Ya estaba preparada! O al menos eso había creído...

Bajaba rápidamente por las escaleras del hotel hacia el restaurante -no me agradan mucho los ascensores para ser sincera-, intentando no chocar con nadie. Increíblemente llegué justo a tiempo.

Tomé un zumo de naranja, una manzana y una tostada, también cogí una barrita de cereales. Tenía la extraña sensación de que estaba siendo observada y no sabía porqué... Pero era imposible, no conocía a nadie.

Hmm, no importaba. Seguro que no eran más que imaginaciones mías.

Antes de salir por la puerta del hotel, me detuve en el hall a mirar la guía turística. Había muchísimas cosas que visitar. Había muchas rutas turísticas, vistas panorámicas de la ciudad, museos y parques, y otros lugares de interés.

Me decidí por una actividad en particular. Un día en el Central Park. Un paseo por el enorme parque, pasando por los museos y acabando en una cena en el The Loeb Boathouse -un famoso restaurante a los pies del lago y con unas vistas preciosas-.

Esto pintaba muy bien. Ya estaba emocionada.

Salí por la puerta del hotel cuando alguien me agarró del brazo. Me giré rápidamente para ver quién era.

Una chica ,que parecía algo mayor que yo, era la que me estaba sujetando. Arrugué el entrecejo, no tenía ni idea de quién era. Rápidamente, y al ver la mirada que le estaba echando, pareció recordar que me estaba agarrando el brazo y me soltó.

-Lo siento, perdona... -parecía algo dubitativa.- Lo siento si te he asustado, eres Kira Weller, ¿verdad?

-Sí, soy yo. ¿Y tú eres...? -la presioné un poco para que se presentara puesto que parecía nerviosa.

La libertad de Kira WellerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora