El sudor le caía por la frente y le goteaba por la nariz. Tomando el aire por la nariz y soltandolo por la boca, controlando la respiración. Cuando sintió su reloj pitar, se detuvo.
No pudo evitar que una sonrisa le decorase la cara -había conseguido batir su propio recor corriendo- y ahora se sentía exhausta aunque, a la vez, llena de energía. Kira recordó a sus amigas, ellas en el tema del deporte eran bastante negadas. Más de una vez las había intentado convencer para ir a hacer algo juntas en el gimnasio del instituto, pero se habían negado de forma rotunda.
Kira se secó bien el sudor con la pequeña toalla y cogió su botella para beber agua, aunque ésta ya no estaba muy fría precisamente.
Aún no tenía ganas de volver al hotel, así que decidió dar una vuelta por allí y ver cómo era el lugar. Mientras paseaba quiso llamar a Deana y Julia, aquí eran las 11 de la mañana por lo que ellas debían estar en el descanso de las 16:00.
Al tercer pitido, alguien descolgó el teléfono.
-Institución privada Saint Pierre London, dígame.
-Señora Vach, soy Kira Weller... Quería hablar con Deana Reign y Julia Vazquez.
-¡Oh, querida! -el entusiasmo en la voz de la secretaria Vach era casi exagerado, y su voz chillona le ponía los vellos de punta a la joven -¿Por cuál país estás? ¿No me digas aue estás en Roma? ¡Por Dios, siempre he querido ir a Europa! Dicen que los italianos están de muerte...
Kira sólo podía negar con la cabeza y aguantarse la risa. La mujer de 50 años siguió con su perorata hasta que sus amigas llegaron.
-¿Kira? -la voz de Deana le habló por el altavoz del teléfono.
-Menos mal, si tengo que escuchar cinco minutos más a Vach hablando de sus desamores, me tiro al lago del Central Park.
Deana se rió. -Wow, con que estás en la gran manzana. Interesante. ¿Cómo vas? Te echamos de menos.
-Yo a vosotras también... Pues me va bastante bien la verdad. Lo estoy pasando en grande, y además tengo una ''compañera'' que me echa una mano, es la sobrina de Deross. Es una chica muy agradable...
-Hmm, voy a empezar a ponerme celosa...
-No seas tonta, anda, sabes que mi corazón lleva tu nombre, D. Por cierto... ¿Dónde anda Julia? Se me hace raro no escucharla gritar alrededor.
Deana suspiró con cansacio. -Está haciendo un castigo. La profesora de historia le advirtió que debía entregar un trabajo pero a ella se le olvidó... Así que ahora, a parte de entregar el trabajo, tiene que limpiar los baños durante 1 semana.
Kira se masajeó el puente de la nariz. Siempre le pasaba igual a su loca amiga. Normalmente, ella estaba para ayudarla con los trabajos que le resultaban más difíciles. Y no es que la pobre Julia no hiciese los trabajos queriendo, es que realmente se le olvidaban.
Kira recordó aquella vez que se había levantado tarde, y como iba medio dormida, apareció en clase con el pijama puesto. Esta chica no tiene remedio...
-Tengo que colgar, K. Dentro de poco empiezo con mis prácticas y tengo que cambiarme. No dejes de llamarnos. Ten cuidado, te quiero.
-Gracias. Y yo a ti. ¡Suerte con las prácticas! Y dile a Julia de mi parte que en mi habitación hay un diario de clases guardado que le puede servir, así no olvidará nada más.
Cuando por fin colgó y miró a su alrededor, se dio cuenta de que se había alejado un poco más del hotel aunque no demasiado -aún podía verse a lo lejos-.
Aquella zona era bastante bonita: una mezcla entre moderno -por la edificación-, pero con bastantes árboles que le daban un toque rural. Había cafeterías, un par de librerías, un lugar para alquilar películas y demás... Y también un gimnasio.
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La libertad de Kira Weller
RomanceKira Weller está a punto de conseguir su ansiada libertad: sus primeras vacaciones fuera del internado Saint Pierre. Después de tantos años sin contacto con lo que ocurría en el mundo exterior, se siente extraña e intrigada a la vez. En una de sus m...