7|La Casaca de Noah

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Un sonido irritante me forzó a despertar. Pero no quería abrir mis ojos. Mi cama estaba calentita y acogedora. Sentía un peso extraño sobre mi abdomen...

¿Qué?

Entonces sí que abrí mis ojos y me encontré con el rostro de Noah justo frente al mío. ¿Cuándo rayos pasó eso? A pesar de que no quería apartar la vista de sus hermosas facciones, bajé la mirada para darme cuenta de que ese peso era su brazo, manteniéndome hundida en la cama mientras su mano se aferraba a mi polo por el costado.

Volví a centrar mi vista en Noah, decidiendo que podía observarlo por un instante, viéndose que estaba profundamente dormido.

Tenía una expresión de paz y una pequeña sonrisa jugueteaba en sus labios. Habría sido tan fácil inclinarme y besarlo por un segundo. Después de todo, estaba profundamente dormido. Pero me detuve, porque de nuevo estaba pensando tontamente en besarlo.

Además, el sonido irritante comenzó de nuevo y me di cuenta de que era su celular.

Dejé caer mi cabeza sobre mi almohada y repasé los hechos de la noche anterior. Él se había quedado para conversar, luego de nuestra cita en la pizzería. De acuerdo, salida, no cita. En fin, debíamos habernos quedado dormidos en algún momento de la noche.

Y no me molestaba en lo más mínimo estar atrapada en la cama, por su brazo.

Pero luego fui consciente de que la puerta de mi cuarto estaba abierta y de que ya era de mañana y que Jake debía estar por levantarse en cualquier momento.

Demonios.

Me moví a la velocidad de la luz y zarandeé a Noah.

―Noah ―susurré, lo más fuerte que pude, pero él siguió sumido en el sueño―. ¡Noah! ―grité-susurré de nuevo y sus ojos finalmente se abrieron, somnolientos.

―¿Mia? ―preguntó, cerrando los ojos nuevamente, claramente aún agotado. Después de todo, nos habíamos acostado bastante tarde y la hora en la pantalla del celular de Noah indicaba que apenas eran las ocho de la mañana.

Adorablemente, Mia [PUBLICADA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora