Capítulo XIV

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Encendí el auto, y sin pensarlo dos veces arranqué a toda velocidad saliendo de la calle en tan solo unos segundos.

Miré el reloj: 00:43 a.m., todo estaba silencioso, la radio sin volumen dejando escuchar simplemente el sonido del motor y las llantas rosando contra el pavimento debajo del sonido de mis pensamientos, llenando mi mente, gritando silenciosamente, suplicando que todo estuviera bien.

Las calles estaban vacías, el termómetro integrado en el carro marcaba 3°C, y yo; en bermudas, descalzo, manejando a 80 km/h pasando semáforos de largo, esperando que no apareciera ningún tránsito para detenerme. No había tiempo de pensar en nada de eso.

Llegué al hospital, aparqué fuera del edificio porque el estacionamiento estaba repleto de carros, y corrí hacia la entrada del hospital.

Entré y fui directo con la recepcionista.

  — ¡Buenas!— dije exhausto— soy Derek Gray, hijo de May Gray— miré alrededor y me di cuenta de que le hospital estaba repleto de personas. Médicos corriendo, enfermeras, doctores, cirujanos, personas en camillas por doquier, y familias preocupadas en la sala de espera.

— Hijo— colgando un teléfono, la recepcionista me dirigió la palabra buscando papeles— ahora tu madre se encuentra en operación, dentro de la sala del quirófano, está siendo tratada por los mejo— la interrumpí.

— ¡¿Cómo mi madre terminó aquí?! ¡¿Que mierda ha pasado?! ¡No entiendo nada...!—terminé rompiendo en llanto en frente de aquella señora, en medio de esa fría recepción.

  — Tranquilízate hijo, todo estará bien te lo aseguro, cálmate y déjame explicarte lo que ha pasado, toma asiento para que estés más cómodo.

La recepcionista me llevó a una silla detrás de su escritorio dejando a cargo a alguien más, me puso una manta para que dejara de temblar, y me empezó a explicar todo.

Ese mismo día en la tarde un avión que salía desde España, para aterrizar aquí en Los Ángeles a las 8:00 p.m., se detectó una falla en el tren de aterrizaje al momento de que estaban apunto de llegar, a palabras de las personas que salieron ilesas del accidente, el capitán del avión minutos antes de aterrizar dio un mensaje a las personas que estaban a bordo, diciendo lo que se había detectado, lo que podría resultar y al final de un largo silencio, simplemente dijo "Que Dios nos bendiga".

Al momento de llegar a tierra, la rueda delantera del tren de aterrizaje se rompió dejando caer el frente del avión al suelo, creando un incendio desde la cabina hasta la mitad del avión,. De lo rápido que se propagó el fuego y el peso que creaba todo sobre las ruedas traseras, terminaron colapsando también, incendiando el avión entero. 

Para cuando llegaron los bomberos y los paramédicos, ya habían más de 120 personas muertas, y más de 150 heridas de gravedad, lograron apagar el incendio rápido y sacar a los sobrevivientes, y llevarlos al hospital. Entre ellos mi madre.

  — Tu madre se encuentra a salvo en la sala donde la están atendiendo, tu podrás esperar afuera, ya que no tienes permitido pasar, solo pondrías más presión ahí, ¿okay? Te necesitamos calmado para que los niños que están aquí piensen que todo está bien, ¿si?—me señaló a un niño al rededor de los 6 años que estaba llorando fuera de la misma sala donde estaba mi madre— Nosotros nos encargaremos de salvar a tu madre.

Me fui a sentar fuera de aquella sala, junto al niño que estaba ahí. Limpié mis lágrimas ya secas de mis mejillas y con la mejor cordura que pude empecé a hablar con él.

  — Hey, ¿qué tal amiguito?—de inmediato se limpió las lágrimas y la nariz cuando me puso atención.

— H-hola señor...—decía cabizbajo.

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2016 ⏰

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