Rayada.

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Llorando... en esa playa, con Dan mirándome a lo lejos, noto su mirada pero no quiero responderla con unos ojos llenos de lágrimas. ¿Significa todo esto que así acaba mi relación con la mujer que más amo en el mundo? Me levanto y recojo mis cosas me tengo que ir andando y eso me tomará un tiempo, quiero correr pero no tengo fuerzas, por suerte llevo mis auriculares los conecto y me pongo a escuchar mi playlist más triste de Spotify.

Después de un largo recorrido llego a casa, mis padres me regañan por no avisarles de que me había ido pero la verdad es que no me importa, ya nada me importa. Me dirijo hacia mi habitación, me tumbo en la cama y miro mi móvil pensando qué escribirle a Eva:
"Siento mucho todo, por favor, no te vayas de mi vida, no sé qué haría sin ti"
Envío ese pequeño texto lleno de lágrimas y espero una respuesta.

Han pasado dos horas y sigo esperando. Suena mi teléfono.
-¿Sí?
-Alice.
-Perdóname, por favor, te amo.
-Alice...
-¿Qué pasa?
-Quiero que nos demos un tiempo, por favor, Alice.
-No... ¿por qué? Sabes que acabaremos mal.
-Lo sé, pero yo ahora no te puedo ver, me quedaré aquí en el hotel para cuando finalice el tiempo, pero no prometo nada.
-¿Por qué eres así? Me estás haciendo daño.
Pero no me contestó y me colgó. ¿Por qué esto me tiene que pasar a mí?

-¡Alice! Mi amor, despierta.
-Eva... ¿Eva? Pero... ¿Qué hacemos aquí? ¿No te habías enfadado conmigo? -No puede ser, ¿era todo un mal sueño?
-Claro que no, ¿por qué me iba a enfadar?
-Déjalo.
Era todo un sueño, estábamos tumbadas en la arena, abrazadas y si, allí estaba Dan, pero ¿cómo llegué del agua a la arena?
-Oye, Eva.
-Dime.
-¿Antes estábamos en el agua no?
-Sí.
-¿Y cómo he llegado aquí?
-Pensé que te habías desmayado. Pero por lo que veo es que tenías mucho sueño. ¿No duermes?
-Será porque hoy he madrugado.
-Ah bueno, pues no te despiertes tan pronto que estás de vacaciones.
-Bueno, ahora estaré contigo, y nos vamos a acostar tarde, ya sabes... así que dudo que nos levantemos pronto.
-Cómo me gusta cuando hablas así.
-A mí me gustas tú.
Y comenzamos un romántico beso en el que de vez en cuando miraba de reojo a Dan, era necesario, por si estaba viéndonos para hacer el beso más salvaje y en efecto estaba mirándonos. No soy mala, simplemente me gusta besar a mi novia delante de la chica que lleva atormentándome con su perfecta presencia en lo que llevo aquí.

Es ya de noche, Dan y su novia se han ido, Eva se quiere ir al hotel a hacer nuestras cosas y yo aún quiero seguir aquí.
-Vámonos ya, Alice.
-Quiero seguir aquí...
-¿No quieres ir al hotel a pasar la noche?
-Podemos pasar un poco de esa noche aquí y luego otro poco en el hotel hasta caer rendidas.
Y así hicimos, entre caricias, mordiscos, susurros, gemidos, besos y piel de pollo pasamos la noche, no estábamos solas, nos teníamos la una a la otra.

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