Capítulo 4

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-Te amo...- le dijo contra sus labios y se alejó dejándolo desorientado.

-Sabes que no puedo dejarte ir luego de eso, ¿cierto?- murmuró manteniendo los ojos cerrados al juntar sus frentes.

-Tengo una idea.- susurró Hermione bajando la mano hasta alcanzar la de Draco para empezar a correr de improvisto.

-¿A dónde vamos?- cuestionó él al seguirla por los pasillos. Cada tanto debían parar para esconderse de Filch o de su gata, pero eso no los detuvo hasta llegar al septimo piso.

-Ya se me hacía familiar el recorrido.-soltó Draco al parar frente a una pared vacía, junto a su novia.

Rápidamente, una puerta comenzó a materializarse frente a ellos y Hermione lo jaló para que ingresara al lugar junto a ella. Dentro se encontraron con tan solo una cama.

-Hermione...-Draco quedó perplejo ante la idea de la chica, pero al querer detenerla, ella lo obligó a callar con un beso, el cual correspondió completamente extasiado. Esa mujer lo tenía loco. -¿Estás segura de esto? Puedo esperar, no es necesario que ocurra así.- dijo bajando sus manos de su cuello para sostenerlas entre las suyas.

-Yo quiero que suceda.- Respondió ella viéndolo con una sonrisa totalmente sincera y enamorada.

Fue suficiente para él, por lo que soltó sus manos y volvió a besarla, rodeándole la cintura para levantarla del suelo y poder subirla a sus caderas.

~

Entre besos y caricias, ambos se veían con admiración. Hermione, feliz por entregarse en cuerpo y alma al hombre que amaba, y Draco por sentirse completamente seguro a pronunciar las siguientes palabras...

-¿Qué sucede?- cuestionó la chica cuando Draco dejó de besarla y se le quedó viendo a los ojos con una media sonrisa en la cara.

-Casate conmigo.- Hermione lo miró como si de pronto se hubiese quedado sorda.

-¿Qué?

-Casate conmigo.-Repitió él sonriendo con estusiasmo.

-Draco, yo...

-Sé que no es el momento adecuado ni tengo un maldito anillo, pero te aseguro que nunca estuve más seguro de lo que quise como ahora.

-Es un paso muy grande, ¿entiendes?

-No me importa, Hermione. Solo sé que lo que quiero justo ahora es una respuesta tuya.- ella lo miró sin creersela. Hasta le dio gracia su decisión. -¿Entonces...? ¿Qué dices?

-Si quiero casarme contigo.- rió levemente tornándose roja de repente. A Draco le pareció la mujer más hermosa del mundo, por lo que no dudó en besarla.

-Esto es una locura.

-¡Lo sé! ¿No es genial?- ambos rieron, aún más el rubio. -Mis padres se enfurecerán...-ella lo miró con atención al verlo tan feliz y tranquilo.

-¿Es algo que deseabas desde antes? ¿Hacer enfadar a tus padres?

-No, por supuesto que no... Solo, me divierte pensar en lo mucho que se enojarán al enterarse que mi prometida es una sangre sucia. Que su inútil e imprudente hijo dejará las costumbres familiares de lado para convertirse en lo que más odian, un traidor a la sangre...un bastardo impertinente que solo piensa en si mismo.- hubo un silencio por unos largos segundos que él rompió soltando una risita. -Imagino la cara de Lucius.

-Yo creo que con el tiempo entenderán que ya eres perfectamente capaz de tomar tus propias decisiones y que al ser tus padres, solo les resta apoyarte o no. De todos modos, tu sabes que tienes todo mi apoyo.

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