Tristes Ojos Miel

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Liam chillo cuando su estrecha cintura se vio envuelta por unos brazos marcados bastante reconocidos para él, sus mejillas se tiñeron rojizas antes de girar en sus talones y ver esos intimidantes ojos avellanas mirándole intensamente con esa sonrisa de lado dejando a la vista los blanquecillos dientes. Zayn dio un paso hacia enfrente acorralando al menor en sus brazos, le beso la mejilla izquierda tardando unos segundos.

—Hola bonito ¿cómo amaneciste?— preguntó dulcemente, comenzó acariciar la espalda baja viendo como el chico tragaba saliva nervioso. Ese chiquillo iba ser el culpable de su diabetes si seguía viéndole con esos preciosos ojos miel.

El castaño sonrió. —Bien, hace un rato deje los pequeños en la escuela e Ian está en camino con Tomas— dijo atreviéndose a poner sus manitas en el pecho firme del mayor, mordió su labio distrayendo su mirada en la barba del moreno, de paso a mirar esos labios que han tocado y robado su primer beso. —¿y tú?— preguntó de vuelta amablemente, subió sus ojitos hacia los del hombre.

—Oh, amanecí con buen humor y ahora la tengo mejor— relambio su labio inferior y apretó el agarre en el bonito cuerpo del ojimiel, una risilla fue su respuesta. Zayn podía jurar que esa era la melodía más bella que haya escuchado en su miserable vida.

—¿puede saber porque?—curioso Liam, otra risilla se escapó por sus regordetes labios cuando el mayor froto su nariz contra la suya, esos ojos avellanas viéndole hacía que sus rodillas perdieran estabilidad y su corazoncito latiera demasiado que pensaba que se iría corriendo a un maratón.

Esos ojos avellanas le enamoraban más a ese dueño que poseía estos, Malik le tenía por las nubes y no podía negarlo.

Zayn rozó sus labios desde la comisura derecha del chico hasta el oído de este, luego beso el lóbulo. —Porqués estás en mis brazos, bonito—susurro con su cálido aliento haciendo estremecer al chiquillo. Sonrío por el efecto que causaba en ese niño dulzón, sus dientes dieron un leve apretón al lóbulo y Liam jadeo.

—Z-Zayn— advirtió alejándolo un poco, el moreno le sonrió travieso. No podía contenerse en devorarse al hermoso joven, pero sabía que no podía, aún. Pero darse un bocadito no hacía daño a nadie, quería comerle esas mejillas rojitas, esos labios tan apetecibles, ese cuello quería marcarlo precisamente con sus dientes y esa manchita café en la garganta era la gloria, Dios quería comérselo enterito, completo de pies a cabeza. Hacerlo suyo cada momento posible, reclamarlo y amarlo.

—Lo siento bonito, pero tú eres el culpable— aseguró el mayor. Liam hizo un puchero al no entender tal acusación y antes de preguntar Zayn mordió ligeramente su labio, apretó más sus brazos en la cintura del pequeño sintiendo el calorcito corporal del castaño.

—¿porque yo soy el culpable?— preguntó intrigado mientras con sus manos cubría su dulce boquita, cubriéndola del mayor. Le gustaba ser besado por él, pero no quería verse tan fácil y lanzado, él no era así y no quería que Zayn pensara eso. Sus mejillas ardieron cuando la avellanada mirada de Malik brillo con intensidad, dejando ver su lujuria y deseo hacia él, porque tampoco podía negar que ese joven le ponía de a mil.

El moreno alzó su mano y enterró sus dedos en el suave cabello del menor, le acercó más a su rostro haciendo que ambos labios se rozaran. —haces que pierda la cordura con tu hermosura, eres tan bonito y excitante....— murmuro acariciando sus labios con los gordos del ojimiel, su lengua delineó entre el medio de estos y Liam abrió su boca, dejándose hacer lo que quisiese. El mayor sonrió complacido pero volvió a correr su rostro al oído del chico, como si un secreto fuese a contar. —no sabes las veces que me has causado erecciones y la mano cansa ¿sabes?— confesó, Liam chillo tan avergonzado que se ocultó bajo el mentón del mayor, no quería ser descubierto con su rostro rojo.

Amor Callejero |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora