Mi bonito de ojos miel

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-¿bonito?- preguntó Zayn adentrándose a la habitación completamente oscura, las cortinas color vino no dejaba paso a la luz poder escabullirse al interior. Podia escuchar desde su lugar los sollozos del castaño, su respiración entre cortada, escuchando una que otra vez como absorbía la nariz. No pensó que su hermoso niño le afectará la ida de su hermano, solo dos semanas habían pasado y el chico no daba señales, Liam no podía sentirse más culpable. No podía evitar pensar si algo le sucedió a su pequeño, donde pasaba la noche o si tenía para alimentarse, como estaba él, todo le angustiaba. -bonito tienes que salir, tus niños están preocupados y su papá Zen también- dijo burlón lo último, quería hacerle sonreír al chico, también diciéndole que él estaba más preocupado. Había visto como Sofía regresaba con las charolas de comida intactas y comenzaba asustarle la salud de su chiquitín.

-no quiero, no hasta que Ian vuelva- murmuro bajito. Malik podría apostar que su ojimiel nunca saldría, pero no se lo permitiría, tenía que sacarlo de esa cueva, de la tensión y depresión en donde se encontraba. Sabía que el castaño pasaba llorando sintiéndose arrepentido por haberle levantado la mano al pelinegro y parecía que llorar sentía menos culpable, cosa que no funcionaba solo lo empeoraba. Zayn sentía impotencia al no poder hacer nada, quería ver ese hermoso joven feliz, sonreírle como cada día y que le viese con esos preciosos ojos que poseía.

-bonito eso será imposible- se sentó a ciegas en la cama del menor, su mano tanteo el bulto buscando los cabellos suaves del ojimiel, quería sentirle nuevamente. Sintió como Liam se estremecía por su toque pero no protestó, un silencio se apoderó del lugar, las respiraciones de ambos era lo único que se escuchaba y Zayn sonrió al darse cuenta que su toque había tranquilizado a su bonito. Se inclinó un poco con el objetivo de besarle la cabeza, terminando de chocar sus labios en la frente. -vamos nene, los remolinos preguntan por ti, quieren a Li de vuelta- comentó volviendo a peinar el cabello rizado, podía oler él delicioso shampoo de kiwi y se tranquilizó un poco al saber que el chico no olvidará asearse. Con sus propios pies se saco los zapatos y empujó un poco el pequeño cuerpo de Liam hacia un lado, se acostó y abrazo al menor por encima de la gigantesca sabana.

Liam jadeo al instante que sintió el calor corporal del mayor sobre su cabeza, se escondió más allí disfrutando de la compañía, la necesitaba. Quería alguien junto a él en ese mismo instante, no quería sentirse solo y debastado. -¿Q-qué haces Zee?- chillo cuando las manos del moreno comenzaron a correr por su cuerpo sobre la sabana, aún así se estremecía y no podía sentir más sus mejillas arder de la pena, porque si se daba cuenta ahora estaban en un lugar más privado, más intimido.

-pienso quedarme aquí, haciéndote compañía hasta que decidas salir- sentenció, acercó su cuerpo fornido al de su pequeño, le beso constantemente su cabecita y su corazón latió rápido al escuchar la risilla de Liam. Dios como extrañaba esa melodía tan hermosa. Siguió dando besos queriendo escuchar más esa risa, más de su bonito, quería hacerlo sonreír y hacerle sentir bien, que le asegurara que todo iba estar bien con o sin Ian. No importaba si ese mocoso mal agradecido volvía arrepentido como perro con la cola entre las patas y las orejas gachas.

-no puedes quedarte aquí, tienes que atender tus asuntos- se removió apartando la sabana de sus hombros, acercó su frente a la respiración cálida del mayor, sintiendo como está chocaba en sus párpados. Sus bracitos rodearon el torso del moreno, sintiendo el calorcito que desprendía él, protegido en los brazos de ese hombre, ese que le hace avergonzar con tan solo pronunciar un par de palabras halagadoras hacia su persona. Sintió el sueño apoderarse de él e inmediatamente se alejó de Zayn, su respiración provocaba que cayera inconsciente. Se escabulló al cuello, allí donde le fascinaba ocultarse.

-tu tampoco puedes quedarte aquí, tú también tienes asuntos que atender, por ejemplo tus niños- contra dijo Malik. Tenía que entrar en razón al castaño, esos pequeños estaban igual que su bonito, decaídos y tristes. El moreno ya no sabía qué hacer para que esos niños estuvieran bien, era costo hacerlos comer, vestirlos para la escuela o simplemente no querían levantarse, ellos querían la rutina diaria donde un Li les levantaba con besitos por todos lados y sonrisas encantadoras que él solo podría darles. Querían al castaño de vuelta, que les preparará esas gigantescas hamburguesas o que les cante camino al colegio, querían a ese Liam, a ese que estaba atrapado en las cuatro paredes. -te necesitan bonito, ellos piensan que estás molesto con ellos- su mano acaricio la espalda del chico, sintiendo el calorcito y se preguntó cuánto tiempo Liam pasaba en cama. Escucho el suspiro del menor.

Amor Callejero |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora