Prólogo.

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Sufrir la desdicha de no ser correspondido por aquella persona a la que tu corazón pertenece es un sentimiento doloroso.
¿Qué se suponía que iba a esperar? ¿Qué mágicamente él me amara? Tenía que poner mis fichas en juego, lograr que se fijara en mí.
Aunque, no de forma convencional.

(...)

—Hermano, los acosadores terminan en la cárcel... Siendo violados por otros. No te gustará—. Replicó Abi con una carcajada retumbante, provocándome escalofríos.

—Si él no se entera, nada de esto será dañino. Además, es una forma de conocerlo... Indirectamente.

—¿Cómo puedo ponerte? ¿Benjamin Foster el acosador?—. Vociferó Abi con burla, chillando como hiena.— ¡Ya sé! "Mi querido acosador". Algún día Vicente te llamará así...

Mi querido acosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora