Epílogo

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Mi pecho parecía pequeño para soportar el inmenso dolor. Tal vez suene inmaduro, pero todos alguna vez tuvimos un amor imposible ¿No? Amor platónico, crush, como quieras llamarlo, es lo mismo: una forma de destrozarse.

Lo peor es que sabemos lo irreal que es, sabemos como terminará y aún así nos lanzamos. Lo que no tuve en cuenta es que después de una caída libre, siempre viene el impacto.

El ultimo mes de clases fue el más complicado, ponía todo mi esfuerzo en evitarlo, pero verlo de lejos en los pasillos era inevitable. Algunas veces cruzábamos miradas, las suyas tenían una mezcla de lastima y arrepentimiento, las mías no podían expresar la explosión de sentimientos que sentía cada vez que él pasaba por mi mente (lo que pasaba muy seguido)

De saber como terminaría, hubiese preferido que se quedase como algo platónico, pensando que podría ser algo más que una amistad, soñando despierto en tener su cariño. Sabiendo que no tenía oportunidad, te quise de todos modos.

No solo lo perdí a él, perdí mi dignidad, mi cariño propio y mi creencia en el amor.

Hoy es el juego final del año, todo el mundo estará, incluyéndolo.  

Los primeros días fueron los peores, con el tiempo sigue doliendo, pero cada vez era más manejable. Sin embargo, no parecía fácil de superar.

La experiencia fue dolorosa, pero todo tiene su lado bueno. Me sirvió para conocerme mejor, estar seguro de lo que quería. Reuní el valor para decirle a mis padres, ellos respondieron con un simple "Ya lo sabíamos."

—¿Estás listo? El juego comienza en diez minutos—. Gritó Abi.

—Bajo enseguida—. Respondí.

Miley nos pasó a buscar en su auto, le quedaba un año para conducir legalmente, pero según ella "seducía a los policías y estábamos tiki taka." En el camino pasamos a por Blair.

—¡Que nervios! Espero que ganemos, últimamente el equipo ha estado jugando mal.

—Es porque su jugador estrella es un inútil bueno para nada—. Dijo Miley refiriéndose a Vicente, Blair le dio un codazo.

Encontramos un estacionamiento en la parte trasera del colegio, se sintió el contraste de la noche tranquila con el característico ruido del estadio.

Fuimos a los asientos, Diego, Gustavo y Rodrigo se encontraban ahí.

—¡Lleve su barra de cereal, a un favorecedor precio cada una!—. Gritó Rodrigo agitando una caja con lo que parecía la mercancía.

Los tres parecían tranquilos, sus peleas habituales por el amor de Gustavo no estaban presentes.

—¡A continuación, el equipo invitado! Pero antes... ¡Las animadoras!—. Se escuchó una voz por los parlantes del estadio.

Salieron un grupo de chicas y, por supuesto, Mian.

Realmente no la odio, en este mes me di cuenta de que no somos tan diferentes. Ella estaba dispuesta a hacer todo por tener a Vicente, igual que yo. Claro, hay una gran diferencia: ella si pudo tenerlo.

Que ironía, la perra del instituto se queda con el chico popular. Esa es la realidad, solo queda aceptarla.

Las animadoras dieron su presentación y se fueron con grandes sonrisas, al minuto apareció el equipo invitado. Una chica que iba pasando me tiró un poco de refresco por accidente.

—Los de ese equipo tienen buen trasero—. Dijo Miley.

—El número 12 es el mejor—. Agregó Abi.

—Mátenme—. Comentó Blair.

—Que el trasero de Javier sea pequeño no es nuestra culpa—. Dijo Abi refiriéndose al nuevo "amigo" de Blair.

Luego, vino nuestro equipo. Pasaron todos los chicos, se veían motivados, entre ellos se encontraba Vicente.

Me sorprendí al no sentir ese vacío que se hacía presente cada vez que notaba su presencia. Sí, sentía una gran nostalgia, pero podía vivir con ella.

De pronto, vino algo que me angustió más que Vicente: este verano sería nuestro ultimo verano juntos en mucho tiempo.

Blair iría a la universidad a estudiar artes. A Miley le ofrecieron trabajo como actriz en un pequeño canal de televisión. Abi quería tomarse un año libre como voluntaria en el refugio de animales y yo... Bueno, estaba pensando en ir con mis padres por un tiempo, no me quedaban muchos motivos para quedarme.

No estaba preocupado por nuestra amistad, somos una familia, pase lo que pase, las familias siguen siéndolo. Estaba más preocupado por mí ¿Cómo sobreviviré sin ellas? Siempre fueron mi apoyo, mi compañía, mis consejeras. Me conocen más que cualquier otra persona.

—¡Gol!—. Gritó Diego sacándome de mis pensamientos. Todo el estadio se unió a su celebración, gritando y festejando. Los del otro equipo parecían querer morir.

Vicente, se veía tan feliz... Era normal, tenía todo lo que quería, popularidad, victoria, la chica de sus sueños...

Respecto a él, tengo tanto que decir. Lo más triste fue pensar que podía llegar a gustarle, lo que quiero decir es que, a pesar de que no resultó, no quiero olvidarlo. Marcó una etapa en mi vida que siempre recordaré. Me lastimó y me enseñó que no todo sale como lo planeas, que no debes dejar que nadie te haga sentir menos o no deseado. Me hizo entender que puedes intentarlo, pero eso no garantiza que la otra persona sienta lo mismo, uno no puede escoger a quien amar.

De cierto modo, quiero darle las gracias, por desordenar mi vida, por darme tantas ilusiones, por hacerme creer que todo era posible.

Transcurrió el partido y ninguno de los equipos hizo otro gol, así que ganamos. Todos gritaban. Gustavo, Diego y Rodrigo saltaban mientas se abrazaban, las chicas sonreían y gritaban. Me sentí abrumado así que salí lo más rápido que pude, nunca me sentí a gusto con tanto ruido. El baño estaba vacío cuando llegué, me lavé las manos solo para hacer algo cuando entró un chico.

—Creí que era el único que no estaba celebrando—. Comenté.

—No tienes porque estar solo—. Me dijo.

Levanté la mirada. Esta más bueno que el pan.

—Soy Sam—. Comentó sonriendo—. ¿Te apetece ir a la cafetería?

Dicen que la mejor forma de superar a tu crush es encontrar uno nuevo. ¿Quién sabe? Quizás esta pueda ser una razón para quedarme.

FIN.

Mi querido acosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora