Capítulo 1

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Domingo de madrugada. ¿Había un momento peor para llamar a alguien de emergencia? Probablemente sí, pero eso a Christian no le importó para maldecir por lo bajo mientras se levantaba. Se vistió deprisa y se fue al baño. Se miró al espejo, directamente a los ojos. Se le notaba cansado, pues había tenido unas semanas de locura. Peinó un poco sus rizos castaños y salió del baño. Cogió su teléfono, llaves de casa, del coche, la cartera, la placa y la pistola y salió de casa. Estaba lloviendo bastante, había tormenta. Se veían destellos en el cielo a causa de relámpagos y rayos. Se montó en su coche y se dirigió hasta la escena del crimen, un callejón tras un bar. Una vez llegó le informaron sobre lo sucedido y se fue a ver el cuerpo. Su cara al verlo lo dijo todo, estaba consternado. A la víctima le habían arrancado el corazón. Además, lo habían hecho a lo bruto, con las manos desnudas.

-Pero, que bestialidad -dijo Christian con la boca entreabierta y el ceño fruncido.

-El que lo haya hecho se ha llevado el corazón -dijo su jefe, Miguel Graham.

-¿Qué tipo de loco hace algo así?

-Uno muy loco. Le quiero entre rejas cuanto antes -dijo con tono firme.

-Entendido -contestó el joven levantándose- ¿Algún testigo?

-No, pero tenemos a su compañera de trabajo, Maila Claire. Estaba en el bar, trabajando, cuando pasó.

-Vale, iré a hablar con ella -se dirigió hasta la chica. Era de su misma altura, era alta. Tenía pelo castaño que le llegaba por la cintura y unos ojos marrones que te atrapaban. -Hola, ¿Maila?

-Sí -asintió esta. Tenía lágrimas en los ojos, algo normal teniendo en cuenta que su compañero de trabajo y amigo había sido asesinado.

-Soy el detective Adams, me gustaría hacerte algunas preguntas.

-Claro, adelante.

-Bueno, ¿viste a alguien sospechoso, alguien que podría haber hecho esto? -la chica negó con la cabeza rápidamente.

-Aunque sí que vi a un chico que salió momentos después que Eric. Era alto, 1'80 quizá, castaño con el pelo corto. Llevaba una capucha.

-Eso suena bastante sospechoso -contestó Christian frunciendo el ceño. -¿No sabes de quién se trata?

-No, pero creo que mi jefe le conoce. Le vi hablar con él esta noche.

-¿Y dónde podemos encontrar a tu jefe?

-Pues no sé dónde vive, pero supongo que mañana asistirá al entierro y estará aquí por la tarde -contestó la chica pensativa.

-Vale, gracias. Hablaré con él -dijo el chico con una sonrisa intentando darle ánimos. Volvió hasta donde estaba el cadáver y se quedó mirándolo, aún intentando asimilar la forma en la que aquel hombre había muerto.


Llegó la mañana siguiente. El sol brillaba y no había ni una nube en el cielo, todo lo contrario a la noche anterior. Hale se colocó su chaqueta, cogió su mochila y salió de casa dispuesto a ir a clase. Cuando llegó se sentó en la última fila, como era de costumbre. Mostraba una mueca de indiferencia en la cara, hasta que su mejor amiga Melinda entró por la puerta.

-Hola guapo -le dijo en cuanto se sentó a su lado. La única respuesta del chico fue el rodar de sus ojos. -¿Has escuchado lo del asesinato de anoche? -dijo en un susurro.

-No, ¿qué pasó? -dijo él inclinándose hacia la chica, en el mismo tono de voz.

-Al parecer le han arrancado el corazón a un tipo.

Crónicas De Los Malditos: Origen (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora