Adrenalina, velocidad y pasión.
Ha pasado una semana desde lo sucedido con mamá, una semana desde que estoy viviendo en casa de Lauren, una semana desde que no voy a las carreras, no porque iba a dejar de hacerlo, sino que no tenia un auto para correr, a mi madre no la había visto en estos días y tampoco quería hacerlo, no estaba preparada para volver a enfrentarla.
Había mantenido el contacto con Logan, bueno estaba 24/7 metido aquí "visitandome", aunque yo sabía que le servía de excusa para poder ver a Lauren. Algo me decía que estos dos se tenían unas ganas potentes, y yo ayudaría a mi hermanito.
Entre a la sala dónde nos encontrábamos viendo escuadrón suicida. Logan y Lauren no dejaban de hablar, haciendo que no escuche nada de la película.
-Shhhh..- exclamé.
-Tengo hambre- dijimos Logan y yo al unísono.
-Ustedes dan miedo- murmuró Lauren, haciendo una mueca.
-Iré a comprar pizza- anunció Logan levantándose del sillón, seguidamente de Lauren.
-Te acompaño- ésta fue Lauren.
Levante las cejas continuamente, reí. Segundos después desaparecieron de mi vista.
Esta semana que transcurrió esta moviendo mis fichas para conseguir un auto nuevo, tenía dinero para comprarlo, Jhon siempre estaba llenando mis tarjetas aunque no fuera necesario, creyendo que con eso se ganaría un lugar como mi padre. Jhon Allen es de los más grandes empresarios de la cuidad además de ser rico de cuna, era compañero de trabajo de mi padre de ahí conoció a mamá, ellos mantenían una relación amorosa desde antes que papá muriera y de verdad era algo que todavía no le perdonaba a mi madre.
Papá a pesar de ser un hombre de negocios también era un apasionado por las carreras, él nos enseñó a Logan y a mi todo lo que sabia sobre autos. Cuando cumplí 15 me llevó al circuito de Fiorano*, fue el mejor día de mi vida tantos ferraris juntos me habían dejado completamente fascinada, deseosa por tener uno, jamás olvidé aquella frase que papá nos dijo "la vida es una carrera en la qué que para ganar hay que tener el mejor auto y ser el mejor piloto". Desde allí comenzó mi adicción a las carreras pero cuando papá murió en un accidente no volví a las pistas, después de un tiempo decidí volver a correr pero en clandestinas.
Había hablado con Jack Brown un buen amigo para conseguir un nuevo auto, lo conocí hace tiempo cuando empecé a asistir a las carreras callejeras, él lleva el control y es el encargado de organizar las apuestas para las carreras en nuestra zona o simplemente para reclamar territorios u obtener nuevas pistas. Cada uno tenia su team por así decirlo pero a la hora de competir contra otras zonas todos estábamos juntos, como una familia, una verdadera familia, dónde no habían discusiones, dónde solo tres palabras nos describen y nos unen a todos:
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Pequeña Ferrari.
Teen FictionTodo terreno a nada le tiene pánico, todo el que la mira termina paranoico. ESTA COMPLETAMENTE PROHIBIDA LA COPIA, ADAPTACIÓN PARCIAL O TOTAL DE ESTA OBRA SIN PERMISO DE LA AUTORA.