>Capítulo 36

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Cris PO'V

—Gracias... Muchas gracias. —murmuro dejando reposar mi cabeza sobre su hombro.

—No digas nada. —suelta aire. —Escucha... Siempre contaras conmigo.

Asiento y estoy nerviosa.

Llegamos al hotel y bajamos de la camioneta tomados de la mano. Subimos a nuestra habitación y el silencio entre los dos es sofocante.

—¿Quieres comer algo? —pregunta él cortando el silencio.

—No.—digo rápido.—Seguire trabajando.

—Mañana llega Any.

—Lo se. —camino hasta la habitación en busca de mi portátil.

—Ese día nos entregan el resultado. —sentencia y lo miro de mala gana.

—No quiero hablar de eso.

—Pero lo tenemos que hacer. —me mira serio.

—Deja el tema. —me estoy empezando a cabrear.

—¡No! ¡Hablaremos de una maldita vez! —exige.

—¡Yo no quiero hacerlo! —digo furiosa. —Y ¡NO NE GRITES!

—TU ME PROVOCAS. —grita y le da un golpe seco a la pared.

—Pues DEJA DE LADO EL PUTOOO TEMA DE UNA VEZ. —aprieto los puños y lo perforo con la mirada.

Me doy la vuelta para seguir con mi camino pero Justin me vuelve a tomar con brusquedad del brazo.

—Cris...—gruñe.

Lo miro y mi respiración es pesada.

—¿Hablaremos? —pregunta tratando de calmarse.

Lo sigo mirando y me quedo callada.

—Acaso me evitarás.

—....

—Asi que ese es tú plan.

—....

—BIEN. —dice enojado. —Me largo de aquí.

—Justin. —espeto nerviosa.

—NO CRIS. ME VOY

—¿A Dónde?

—Por ahí. —dice seco y sale del departamento tirando la puerta detrás de él.

Me llevo mis manos a mi cabeza y presiono con fuerza. El dolor de cabeza taladra mi cráneo y siento desfallecer.

—PUTA VIDA. —grito con furia. —ESTO ES UNA MIERDA.

Pateo la pared repetidas veces y hechando humo camino a mi habitación. Tomo la portátil, la enciendo y me pongo a revisar cada correo que tengo.

Contesto cada email y leo que tengo uno de la clínica en los Ángeles C.A

Decía que la plaza estaba desocupada y que estarían felices de que me una a ellos.

Sonrió y se que esto se lo debo a mi trabajo y en parte a Edward que estos días me ha estado poniendo al tanto de todo y asiendo bien su trabajo.

Me enfoco en todo los emails que leo y contestó para dejar de pensar en Justin.

*
*
*

—Por fin. —me estiro sobre la cama y cierro la portátil feliz. Ya estaba al día de todo y en cuanto a las conferencias ya me había capacitado vía Internet.

La Sexóloga (Justin Bieber)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora