capitulo 13

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Allison no sabía muy bien cómo se las habían apañado para regresar al sótano de Honeydukes, atravesar el pasadizo y entrar en el castillo. Lo único que sabía era que el viaje de vuelta parecía no haberle costado apenas tiempo y que no se daba muy clara cuenta de lo que hacían, porque en sus cabezas aún resonaban las frases de la conversación que acababan de oír. ¿Por qué nadie les había explicado nada de aquello? Dumbledore, Hagrid, el señor Weasley, Cornelius Fudge... ¿Por qué nadie les había explicado nunca que sus padres habían muerto porque les había traicionado su mejor amigo? Ron y Hermione observaron intranquilos a los hermanos durante toda la cena, la cara de Allison estaba roja de tanto llorar y sus seguía prendida al brazo de su hermano, coso que se había vuelto costumbre cada vez que se encontraban en una situación de este estilo, lo único que la calmaba era saber que su hermano estaba ahí para contenerla, se quedaron acurrucados en la sala común de gryffindor hasta la hora de la cena donde se reunieron con Ron y Hermione. Ellos los miraban sin atreverse a decir nada sobre lo que habían oído, porque Percy estaba sentado cerca. Cuando subieron a la sala común atestada de gente, descubrieron que Fred y George, en un arrebato de alegría motivado por las inminentes vacaciones de Navidad, habían lanzado media docena de bombas fétidas. Allison que no quería que Fred le preguntara si había ido o no a Hogsmeade, se fue a hurtadillas hasta el dormitorio vacío y se lanzó sobre su cama, por su parte, Harry llego a su dormitorio y fue a su armario lo abrió. Echó todos los libros a un lado y rápidamente encontró lo que buscaba: el álbum de fotos encuadernado en piel que Hagrid le había regalado hacía dos años, que estaba lleno de fotos mágicas de sus padres, se apresuró a buscar a Allison para que pudieran ver juntos el álbum Se sentaron juntos y corrieron las cortinas y comenzaron a pasar las páginas hasta que... Se detuvo en una foto de la boda de sus padres. Su padre saludaba con la mano, con una amplia sonrisa. El pelo negro y alborotado que Harry había heredado se levantaba en todas direcciones. Su madre, radiante de felicidad, estaba cogida del brazo de su padre. Y allí... aquél debía de ser. El padrino.

—Ese es...—dijo Allison sin poder terminar la frase

—Sí — dijo Harry leyéndole los pensamientos. Harry nunca le había prestado atención. Si no hubiera sabido que era la misma persona no habría reconocido a Black en aquella vieja fotografía. Su rostro no estaba hundido y amarillento como la cera, sino que era hermoso y estaba lleno de alegría. ¿Trabajaría ya para Voldemort cuando sacaron aquella foto? ¿Planeaba ya la muerte de las dos personas que había a su lado? ¿Se daba cuenta de que tendría que pasar doce años en Azkaban, doce años que lo dejarían irreconocible?

—sabes, cuando estaba en el orfanato, me sentaba a imaginar cómo sería mi familia verdadera, pensaba en mi mama, que sería parecida a mí–dijo la chica señalando una foto de su madre, y Harry soltó una pequeña risa—me imaginaba un papa muy guapo, pero nunca me imaginé que tendría hermanos, y menos uno tan maravilloso, tuve suerte al haberte encontrado, pensé que mi destino era estar sola por el resto de mis días.

Harry le dio un gran abrazo a su hermana, a pesar de todo tenia suerte de haberla encontrado, de saber que estaba viva.

—Bueno hermano, creo que me tengo que ir, antes de que descubran que entre al dormitorio de los hombres—antes de que bajara las escaleras él se apresuró a decirle

—yo también tengo suerte de tener una hermana tan grandiosa como tú—Allison le dedico una amplia sonrisa antes de despedirse

...

— ¿Harry? —preguntó la dubitativa voz de Ron. Pero Harry se quedó quieto, simulando que dormía. Oyó a Ron que salía de nuevo y se dio la vuelta para ponerse boca arriba, con los ojos muy abiertos. Sintió correr a través de sus venas, como veneno, un odio que nunca había conocido. Podía ver a Black riéndose de él en la oscuridad, como si tuviera pegada a los ojos la foto del álbum. Veía, como en una película, a Sirius Black haciendo que Peter Pettigrew (que se parecía a Neville Longbottom) volara en mil pedazos, razón por la que paso tanto tiempo lejos de su hermana, Oía (aunque no sabía cómo sería la voz de Black) un murmullo bajo y vehemente: «Ya está, Señor, los Potter me han hecho su guardián secreto...» Y entonces aparecía otra voz que se reía con un timbre muy agudo, la misma risa que Harry oía dentro de su cabeza cada vez que los dementores se le acercaban.

La hermana de Harry Potter (libro: el prisionero de Azkaban)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora