I

19 1 1
                                    

Tres semanas desde aquel incidente...

Desde la ventana de su habitación, recostada en su cama, la observa.

Distante, pensativa, alucinante.

-¿Cuántos secretos guardarás, luna mía? ¿Cuántas verdades ocultas en tus colores? En tú silencio, ellos, encuentran el consuelo...

Se le escapan las palabras a través de suspiros ahogados en desgana y bondad.

-¿Mia?

Una voz fría cansada pero engañosa al oído se escucha desde fuera de la habitación.

Ella no dice nada solo aleja su vista profundamente obscura de lo que parece ser su único consuelo y tapa su cabeza con la almohada, aunque sin duda puede escuchar como él se acerca desde la puerta a la cama.

-Idiota.

Su voz no es la de antes, ese adjetivo más que ahogado en desgana y bondad. Fue lanzado con dolor y nostalgia.

-También te he extrañado hermanita.

Sus palabras aparentaban cariño.

-Eso déjalo para tu novia.

Se escucha un suspiro de parte del chico, siempre era igual. El esfuerzo no tiene sentido, ella no va a cambiar.

-Oye, se que no te agrado.

Esas palabras, más que ignorarlas, a Mia le dolieron. Por un segundo en sus ojos pudo verse pero, su hermano era tan idiota como para no notarlo. Sin embargo ella aplaude sarcásticamente.

-Anda -Su tono no muestra nada similar al dolor- ¿Cómo te has dado cuenta? Y yo que estaba dando lo mejor para que te sintieras como en casa, es una pena. ¿Qué le vamos a hacer? Eres muy bueno en esto.

-¡Ya Mia, deja de ser tan hipócrita por un estúpido momento ¿Quieres?!

Al igual que a Mia, la rabia invade sus ojos por un instante pero, ella en cambio si es capaz de verla.

-No se me apetece en lo absoluto.

Escupe sus palabras cruzando los brazos, ya sentada en la cama, mientras lo observa ahí parado, como si estuviera en su propia habitación.

-Mira -Comienza a hablar ya más tranquilo- Desde ese día estás muy cambiada y no sé qué hacer. Antes éramos una...

-¿Familia? -Lo interrumpe-Sí, eso éramos. Los cinco, la familia perfectamente imperfecta. Hasta que lo arruinaste todo, lo lamento Teo pero ya es tarde y sin tu permiso, me voy.

Levantándose de la cama y olvidando el hecho de que estaba en pijama, enojada, dolida, decepcionada, se dirige a la ventana sin escuchar los gritos de Teo y sus estúpidas preguntas de adónde va, más sus absurdos intentos de que vuelva.

"Si de verdad fuera siquiera la mitad de hermano que dice ser, Lo sabría. Sabría por qué me molesta cómo actúa, sabría qué hacer, adonde voy y lo que ahora soy porque, desde ese día todo cambió, ese día donde destrozó nuestros lazos, ese día, cuando mi corazón se camufló."

Estos eran los pensamientos de nuestra pequeña mientras que las lágrimas, como si participaran de una carrera hasta el suelo en la cual dependiera la vida, recorrían sus mejillas. Y con torpes movimientos ella evita que lleguen a destino...

----------------------------------------------------

Levantándose con un dolor de espalda, importante. Normal, luego de haber dormido en el techo.

Su mirada desconcertada por el despertar, se encuentra con lo que más ama. El amanecer y sus colores perfectos ubicados en el lugar indicado, que para ella son simplemente... mágicos.

Cierta Caricia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora