Yo, A. B., soy una chica dedicada a mis estudios, a mi imagen y a seguir órdenes de mi familia; aunque sea mayor de edad. Es muy cierto que no bebo licor, pero me gustan las fiestas. Soy la número cuatro de mis hermanos, desde pequeña he tenido una relación estrecha con mi hermana, es tres años mayor que yo. Hablamos de moda, de música, de noviazgos, de hombres y de un tema tabú que es normal hablarlo entre amigas y hermanas (relaciones sexuales). Ella es muy parecida a mí en algunos aspectos, pero es diferente en su manera de actuar: liba, piensa para el momento y es apasionada a las relaciones sexuales espontáneas. Admiro su forma de vivir la vida sin complicaciones o por lo menos eso es lo que piensa. Entre las charlas de hermanas, me contó una vez que mantenía relaciones sexuales con A. J., esto no me afectó en lo absoluto para ese entonces solo lo veía como un conocido. Ella no lo quería, simplemente disfrutaban. Como toda mujer su corazón le pertenecía a otro chico, a quien ama con todas sus fuerzas. Es irónico que puedas amar a alguien y acostarte con otros, no comparto esa idea, mas no la juzgo.
A los meses de entablar una relación con A. J., ocurrió mi primera decepción. Él salió a divertirse con unos amigos a una discoteca, no lo acompañé por motivos de mi universidad; sin embargo, confiaba mucho en él. Estaba dispuesta a darlo todo en esta nueva relación.
Para ese entonces, hablábamos mucho personalmente y chateábamos a través de WhatsApp, las llamadas al celular eran muy pocas. A las 10:00 p.m. recibo una llamada de él, era algo extraño que me llamara, aunque me hizo sentir alegre e importante en su vida. Eso fue lo que pensé.
-¡Hola! ¿Dónde estás?
- ¡Hola! en mi casa. ¿Ya vienes?
- Sí.
Sentí que necesitaba verme y mi corazón empezó a palpitar rápidamente de emoción.
- ¿Vienes con tus amigos?
- No, solo con uno y tu hermana.
Presentí tantas cosas al instante y algo caliente recorrió desde mi cabeza hasta los pies. Conozco muy bien a mi hermana y sé sus alcances, pero debía confiar en él. Traté de alejar ese presentimiento.
- Te espero. ¿Por dónde vienes?
- Llegando a la esquina de tu casa.
Las mujeres tenemos un sexto sentido, que nos advierte de los peligros. Calculé, rápidamente, que debían llegar en 2 minutos. Llegaron en 10 minutos. Ya mis dudas y miedos eran mayores.
Él se acercó a mí y me dijo:
- Pensaste que estaría con tu hermana.
- No, no lo pensé.
- Es que te noto un poco extraña. A ella la vimos fuera de la disco y decidimos traerla hasta su casa.
- Lo sé. Te aseguro que estoy bien y que no he pensado nada malo.
- Me tengo que ir, ya es tarde.
- ¡Cuídate! ¡Descansa!
- ¡Chao!
En esos instantes estaba confundida, no entendía porque me llamó, si solo vino por dos minutos y yo haciéndome planes para esa noche con él; por otro lado, me sentía como una mujer desconfiada, puesto que pensé que me había sido infiel con mi hermana. ¡Qué desconfiada soy! Mis dudas aún no se van. Tengo que hablar con ella, es mi hermana y me debe decir la verdad.
- ¡Hola! ¿Pasó algo entre ustedes?
- No, no pasó nada.
- ¿Segura?
- Te estoy diciendo la verdad.
- Ok.
Salí de su cuarto un poco más tranquila y aunque no pude aguantar mis lágrimas. Lloré como una niña sin saber el porqué, tal vez fue porque esperaba que se quedara conmigo unas horas o porque dudé de él o porque a pesar de las explicaciones de ambos aún había algo dentro de mí que me decía: ¡Mienten!
Dos días después, por casualidad de la vida, mi hermana salió al supermercado y dejó su celular en un sofá. Traté de respetar su privacidad, pero mi curiosidad fue mayor. Leí los siguientes mensajes de esa noche ente ella y A. J.:
- Le diré a mi amigo que nos deje en mi casa, para poder estar contigo.
- Sí, dile.
- Ya le dije. Nos dejará en mi casa.
- Ok.
¡Cómo pudieron hacerme esto! Mis lágrimas corren por mis mejillas sin parar. Observó que esa conversación de ellos inició a las 9:10 p.m. y él se acordó de mí a las 10:00 p.m.; pienso tantas cosas al instante. Los imagino en la cama y él llamándome para asegurarse de que no me enteraría. Ahora los visualizo a ambos riéndose de su hazaña. ¡Qué estúpida soy! No sé si reclamarles o mejor callar. ¿Por qué acostarse con mi hermana en vez de mí? ¿Será que no le despierto deseo sexual? Trataré de hablar con ella, creo que merezco una explicación.
ESTÁS LEYENDO
Dolorosa verdad
RomansaUna joven descubre la realidad de su relación sentimental. El gran amor que siente por su novio no es correspondido de igual manera.