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-¿Quieres ir?-

-¿Eh?-

-Solo si tú hermano te deja, claro. Lo que menos me interesaría es generarte problemas con tus padres y tu hermano.-

Su rostro palideció pero su semblante parecía imperturbable. Supe que dije algo que quizás no debía, pero no sabía si tenía que ver con mi petición a salir en la noche a ver "teorías estelares" que se llevaba a cabo por un grupo de la Facultad de Ciencias cada año; o si era por haber mencionado a su familia.

-No- la amarga sensación de falta de interés en esa simple palabra me heló la sangre ¿desde cuándo tan serio, bebé? - Lo siento, no.-

Me abandonó al medio de la biblioteca antes de poder arreglar lo que sea que haya hecho mal. Pero preferí dejarlo marchar y no distorsionar de peor manera la situación actual, delicada y dubitativa, que manteníamos desde hace poco tiempo.

Me pasé las manos por el cabello desordenando este en mi mayor estado de frustración. Había dado un paso adelante pero estaba tropezando con muchas cosas, casi al grado de dejarlo todo e ignorarle como había hecho desde que lo conocí por primera vez.

...

La algarabía del salón aumentaba a medida que los alumnos iban entrando saludando a sus amigos, compañeros, entre otros. Los rayos del sol mañanero no hacían más que perforar mis ojos e incrementar mis ganas por quemar la escuela y acabar con la vida de todo aquel que se propusiera acercarse un centímetro a mi.

Cuando el profesor decidió llegar a dar su clase, algunos corrieron a sus asientos y otros guardaron libros, revistas y videojuegos que estaban antes sobre su escritorio. Levanté la cabeza despegando los párpados aún bastante cansado por la noche anterior, intentando ponerle un mínimo de atención a las palabras que salían de la boca de mi profesor. Así al menos las dos horas que duro la clase.

Fui de los últimos en salir al cambio de clase, para ser el comienzo del segundo año ya amenazaban los proyectos y presiones por exámenes. Carajo que tortura, para estudiar lo que quieres tienes que pasar por aún más mierda de lo que será vivir por lo que desease hacer. Mientras caminaba por el pasillo mi teléfono comenzó a sonar anunciando (por el característico timbre) una llamada entrante de mi mejor amigo, Jung Ho Seok, que últimamente estaba más meloso y desesperado por saber que ocurría en mi vida. Sí, se cambió de universidad. Culpa suya, nadie le pide que haga semejantes estupideces y lo expulsen a inicios de la carrera.

- ¿Es en serio?-

-¿Es a caso que no puedo llamar a mi mejor amigo en un Lunes por la mañana?-

-No-

Colgué y metí el aparato dentro del bolsillo de mi chaqueta mientras del otro bolsillo sacaba mis audífonos para comenzar a desenredarlos. Me quedé de pie afuera del salón en el que me tocaba clase, aún no había llegado el profesor pero la puerta estaba cerrada, la sala de espera era el pasillo. Habíamos algunos ahí afuera, unos fumando, otros leyendo, otros más con un vaso de café entre sus manos. Ah~ café.

Mi teléfono volvió a sonar, está vez con un timbre diferente. Contesté sabiendo lo que probablemente me esperaba al otro lado de la línea.

-¡Escúchame cúbito de azúcar! ¡Tu no lidias con el hiperactivo idiota de HoSeok, así que, a la próxima que quieras colgarle la llamada y herir sus bobos sentimientos, que no sea cuando estemos nosotros juntos!- alejé el teléfono de mi oído a causa del elevado tono de voz ocupado por mi amigo. Quise reír, más no pude.

- Entonces hazle entender que no es mi madre, no estamos casados, no somos pareja, sólo amigos; y no tiene derecho a llamarme casi cada tres horas como un puñetero reloj. Se cambió de escuela, que lo supere ya, es a mi a quien dejó atrás por sus "aventuras"- hice comillas con los dedos sabiendo que no me veía. Colgué de nuevo la llamada y puse el teléfono en "modo avión" así al menos me dejarían de molestar un rato.

Nada en la vida podía ser peor que alejarme de las únicas personas a las que logre no detestar.

No, si la había. Una peor.

Verlo con alguien mas, verlo como sonreía por una causa externa a mi era millones de veces peor, verlo feliz con alguien que no me agradaba era ser un masoquista, verlo demostrar el cariño que le tenia a aquel chico de una forma tan sincera y pura me dolía; me encantaba ver su preciosa sonrisa cuadrada, pero no a quien iba dedicada tal muestra de afecto. A veces había muchas cosas que no soportaba que hiciera en mi presencia, pero ¿quien era yo para impedirle ser feliz con quien el quisiera?

Desperdicie la grandiosa oportunidad que tuve cuando lo conocí. El ni siquiera me recuerda.
...

Corrí a la puerta de la biblioteca buscándolo, no me parecía una casualidad que lo conociera, ni que meses después me hubiese enamorado de él. Así lo había decidido y así me sentía a gusto.

Lo vi pasando por el estacionamiento en dirección a la parada del autobús y volví a correr para alcanzarlo. No iba a volver a dejarlo ir, una vez ya lo hice y me arrepentí tanto, llore como antes no lo había hecho, lo odie pero jamas lo culpe de mi pesar; terriblemente desde ese día se había convertido en un sueño que quizás nunca alcanzaría. Me odie por volverme tan vulnerable por un chiquillo de sonrisa perfectamente cuadrada; no había parado de pensar en el, en lo mucho que quería que estuviera feliz. Hoy debía marcar una diferencia, no quería dudar mas cuando se tratase de su mera existencia.

Tome su muñeca para girarlo y que me mirara.

- Pasare a recogerte a tu casa después de las ocho. Me veré obligado a hacer todo un escándalo en la calle si no aceptas, si es eso lo que quieres. No aceptare un no por respuesta de tu parte.-

52blue🐋 ‹ yt ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora