Agnan es extraño, raro y misterioso. Me pregunto que ocultará y porqué me mira como me mira. Debo preguntarle, ¿no?
Paso toda la clase nerviosa, sintiendo la mirada de Agnan, aunque no volteo a verlo.
- Pssst. - Una muchacha que está sentada a mi lado me da un codazo.
- ¿Si?
- El profesor te está llamando.
Ma asusto, sabiendo que tendré un regaño. Bajo la mirada hacia el profesor, que me mira con exasperación.
- Vaya, Srta. Hendrickson, veo que ha decidido ponerme atención, ya sabe, por la clase. - Dice sarcástico y bajo la mirada. - Ahora, si pudiera, por favor, seguir con su atención aquí. No con el nuevo.
¡¿Nuevo?! Se refiere a Agnan. Me pongo nerviosa al instante.
- ¡Srta. Hendrickson! ¡Le estoy hablando! - Doy un respingo al escuchar su gran grito. Parece realmente enfadado. - Venga, necesito hablar con usted. Ahora.
Asiento, avergonzada y nerviosa, de lo que me podría decir. Me levanto y camino con la cabeza gacha. Sigo al profesor fuera de la clase.
Cuando estamos afuera, me mira con decepción.
- ¿Qué le sucede, Srta. Hendrickson? Usted es una de las más aplicadas en la clase, y, ¿ahora? Está desconcertada, e ignorándome. Es inconcebible.
- Yo... Lo siento, sr. Es sólo que... Perdón. En serio, volveré a ser cómo siempre. - Digo apenada.
- Hmph. Eso espero, señorita. Ahora, le tengo un favor que pedir. - Espera mi aprobación, y yo asiento. - Hay... Alguien nuevo, que, entró un poco tarde, así que ha perdido varios apuntes y otras cosas del semestre, así que te pido que le pases todo, pues muy pronto habrá un examen. ¿Podrías hacerlo? Es Agnan... En este momento no me acuerdo de su apellido.
Siento cómo si mi corazón se detiene. Me da... Miedo, estar con él. Pero bueno, si lo ayudo, por mí está bien. Vuelvo a asentir.
- Muy bien. Se lo agradezco. Espero que ahora todo se solucione.
Asiente, como saludo y vuelve a entrar. Suspiro, preparándome para lo que viene.Después de las clases, me preparo para hablar con Agnan.
- ¿Te lo vas a... Ya sabes? - Me dice Nara con mirada pícara mientras me da codazos.
- ¡No! Claro que no. Sólo... Le voy a pasar los trabajos. Cómo me pidió el profesor. Nada más. - Digo nerviosa, sabiendo lo que viene.
Y ahí lo veo. Está sentado en el campus, leyendo.
- Ahí está al que debes... Ayudar. - Me empuja y yo, con vuelito, caigo encima de Agnan. Él me mira con sus hermosos ojos verdes esmeralda, penetrantes. Haciéndome sentir vulnerable.
- Y-yo... Em... L-lo s-siento. - Trato de quitarme, pero su mano está en mi cadera, impidiéndome mover.
- ¿Estás bien? - Me pregunta y me sonrojo al ver que se preocupa. Asiento y siento que él me suelta. Me levanto lentamente.
- Y-yo... Quería ha-hablar contigo. E-es sobre... Cómo, ya sabes... Pues tú y... Lo tarde... Pues... ¡Aaah! - Le pego al piso desesperada. ¿Por qué no puedo decir nada concreto?
- Tranquila, dilo lentamente. - Me anima.
Suspiro, tranquilizándome.
- Vine a hablarte sobre algo que me pidió el profesor Johanson. Cómo apenas has llegado, has perdido varios apuntes y trabajos que son importantes, así que me ha pedido que te los pase.
- Oh, sí. Ya me había hablado sobre eso. Pensé que venías por otra cosa.
Me doy un golpe mentalmente. Soy estúpida. Hice un espectáculo y el ya lo sabía. Me quiero morir.
- Por cierto, ¿cuál es tu nombre? Sólo tú sabes el mío. No es justo. - Una pequeña sonrisa se forma en su rostro y mi corazón se acelera. Se ve mucho más guapo.
- Oh, sí, claro. S-soy Odele Hendrickson. Tú Agnan...
- No me gusta mi apellido, así que no lo digo. - Me dice.
Asiento.
- ¿Sabes? Podemos empezar hoy. No estoy ocupado, después de todo.
- S-sí, claro. ¿E-en tu... Casa? - Asiente. - B-bueno, iré sólo a despedirme de mi amiga, ¿si?
Él asiente y voy hacia Nara, que nos observa con picardía. Sé lo que debe estar pensando.
- Hey, ¿qué tal todo, tropezadora? - Se burla y yo entorno los ojos.
- Nada, sólo que iré a su casa a pasarle los apuntes. - Le contesto y ella abre los ojos, sorprendida.
- ¿Que qué? ¿Como que nada más? Eso es mucho. ¡Te lo vas a coger!
- ¡¿Qué?! ¡Claro que no! Es imposible hablar contigo. Adiós.
Me voy bufando.
Vamos a la casa de Agnan caminando. Pues, según él, está cerca.
Pero no. O bueno, para mí. Llevamos una hora caminando y estoy como puerca. Sudando por todos lados Y caminando encorvada, pero él se ve tan bien, como si nada. Como si lo hubieran bañado con belleza y fuera permanente. Dios, que envidia. Espero que no me vea.
- Oye, es por acá. - Me llama y yo reacciono. Me estoy yendo a otro lado por estar en las nubes. - ¿E-estás bien? Te ves mal.
- Yo... No soy mucho de caminar. Y... Me siento... Mal... - Todo se empieza a volver negro. Siento que caigo, hasta que unos brazos me detuvieron.Y no me esperé lo que pronto vendría.
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Algo me acecha...
HorrorMi corazón late a mil por hora. Miro hacia todos lados, esperando encontrar a lo que más temo, lo que me acecha desde hace meses. En la habitación a oscuras, sólo se escucha mi agitada respiración. Hasta que otra respiración se une al ruido. Es eso...