De lo que trata este texto es de cómo sentirme en casa: de como volver a habitar el mundo como lo hice en ese pasado que nunca existió, que me construyo a cada momento. Un habitar despreocupado, rodeado por un vacío lleno de direcciones, de lugares a donde ir, espacios secretos, misterios escondidos.
Ese vacío, esa relación con el espacio es lo que hoy me esfuerzo por encontrar, pero me elude. El mundo cotidiano, ahora, ya no posee misterios: cada secreto que tenía se ha ido revelando, estallando de sentido a la luz de las palabras que lo nombran y de los focos que lo alumbran. Perdí la sombra, abandoné la oscuridad.
Solo quedan resabios de esos misterios:
las enredaderas que cubren las paredes de algunas casas;
las vías abandonadas del tren cerca del arroyo;
la entrada desgastada y sin puerta de una casa antigua;
una huerta en el medio de un terreno baldío;
Una casa, iluminada con la luz de un farol alimentado a gas y un par de velas, envuelta por una silenciosa y profunda oscuridad. Una casa, descentrada, centro del vacío que la rodea, un vacío cartografiado provisionalmente
YOU ARE READING
Reflexiones alrededor de una casa destruída
General FictionHace unos años recibí un llamado telefónico: una tormenta había volado el techo de la casa del campo de mis abuelos. Instantaneamente, sentí que algo había cambiado. Pasé casi toda mi infancia en esa casa y la recordaba como un lugar idílico, casi...