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América.

Me gustaría poder decir que soy una chica atrevida, con muchos amigos y una vida fascinante. Pero no es así, más bien soy todo lo contrario, soy como un fantasma que nadie percibe, pero no lo sé, quizá me gusta ser así.
Estoy en una etapa de mi vida en la cual tengo todo claro, tengo todo fríamente calculado, aún que suene extraño para una chica de 20, puesto que a esta edad todas las chicas piensan en drogarse, beber y tener sexo. Y yo estoy acá, en un cuarto con cuatro paredes blancas totalmente vacías, sin ninguna de las fotografías que tenia pegadas en casa, estaba comenzando de cero en un lugar nuevo, donde solo conocía a dos personas, mis dos mejores amigos.
La zorra de Sara y mi confiable Ethan.
Sara era una maldita zorra, que con quien podía se echaba un polvo, pero no la juzgo, es bastante guapa. Pelirroja, ojos verdes y una figura impresionante.
Todo lo contrario a mi. Yo soy de tes mate, ojos color miel, pelo castaño liso, sin muchas curvas para impresionar, lo único llamativo eran mis senos.
Mi confiable Mike era un tipo bastante alto, fornido, ojos claros y cabello color miel bastante sedoso, era todo un galán, él chico más deseado en la escuela a la que asistíamos, pero siempre las chicas quedaban con él corazón roto al enterarse de que él sexy Mike era gay.
Acababa de llegar acá. Tenía toda mi ropa acomodada en mi parte del armario, puesto que las habitaciones son compartidas, agradecía a Dios que no me toco compartir con una total desconocida y estoy con Sara.

- supongo que vas a ir a la fiesta, no?- pregunto Sara saliendo del cuarto de baño.
Primero pensé en ignorarla, hasta que se cansara de preguntar, pero no lo hice.

- no lo sé- dije simplemente sentándome en mi cama.

- No, esta vez irás, aun que tenga que llevarte a la rastra, pero irás. Además estoy segura de que habrán muchos chicos guapos-

- Las fiestas no son lo mio, y lo sabes Sara-

- Me tome la libertad de comprarte un vestido, estaban a dos por uno, así que ve a ducharte que la fiesta comienza en dos horas- me agarro del brazo y me empujó al baño.
Me debatí en ir o no, pero sabia lo insistente que podía ser Sara, así que opte por ir a la famosa Fiesta de bienvenida, podría ir un rato y después regresar al cuarto.

Siempre la misma luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora