Capítulo 10

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TIEMPO PRESENTE

Nada ha vuelto a ser lo mismo desde la puñetera misión. Cada noche cuando me voy a mi cama sólo puedo pensar en que él no está junto a mí. En que él estará en la cama de Lanie, odio a mi amiga.

Mis labios echan de menos a sus nuevos amigos, mis manos extrañan sus manos. Necesito ver su sonrisa, necesito escucharle llamarme preciosa, cariño.

Estoy locamente enamorada de ese hombre. Mierda me he ido a enamorar del único hombre prohibido de toda la ciudad de NY.

Esta noche saldré de caza. Decidido buscaré un tipo que no esté mal y me lo llevaré a la cama. Así borraré su imagen de mi cerebro.

Pues aquí estoy en La Guarida, me encanta esta vieja taberna. Me tomaré una cerveza. Mira aquel tío no hace otra cosa que mirarme, la verdad es que no está nada mal. Le voy a sonreír. Perfecto viene hacia mí, la sonrisa ha surtido efecto.

-Hola preciosa – preciosa no, eso sólo me lo puede llamar Castle- ¿te apetece tomarte una copa conmigo?

-Claro, la noche es joven y quiero divertirme – decido morderme el labio inferior. Sé que eso les vuelve locos.

-Nos divertiremos, te lo aseguro –su mano está en mi culo. Claro Kate, te le has insinuado, qué esperabas.

-Veremos que sabes hacer para que yo me divierta. Soy muy exigente – Kate, frena o el tío te arrastrará a los baños del local.

Mierda se ha lanzado a mi boca. Sus besos no son como los de Castle, no me gusta la sensación que estoy sintiendo mientras su lengua juega con la mía. Esa es mi teta, que la suelte. No quiero que me sobe. A ver Kate, decídete. Querías follar con un desconocido para olvidarte de Castle, pues aprovecha.

Mierda, no puede ser. Castle está en medio del local mirándome.

Me separo del tío.

-Mira, lo siento, creo que esto es un error – ale, no quiero seguir con el juego. Quiero ir con Castle.

-Pero ti eres una calienta pollas. Vete a la mierda – se ha enfadado, en otro momento le habría partido la cara, pero ahora debo salir tras Castle.

Corre que se va.

-Castle –grito para que pare y me espere.

Por fin llego a su altura, no se ha parado. Me ha oído y ha seguido caminando.

-Castle –le tomo del brazo.

Por fin se gira y me mira. Mierda nunca le había visto esa mirada. Echa fuego por los ojos.

-¿Qué quieres Beckett?

-Yo te he visto en el bar y pensé que quizás podríamos tomarnos algo juntos – estoy nerviosa.

-Y tu amigo, ¿qué hacemos con él? ¿Yo bebo mientras él te soba o como lo hacemos?

-Vamos, ese tío no es nadie.

-Pues para no ser nadie te estaba metiendo la lengua hasta la campanilla y sobaba con total libertad tu cuerpo – está siendo muy desagradable.

-Qué estás insinuando Castle –estoy va a terminar mal, lo sé.

-Nada Beckett, no insinúo nada. Solo digo lo que he visto. O me vas a negar que estabas encantada con el tío ese.

-Si hubiese estado tan encantada con él, no estaría ahora aquí contigo.

-Igual es que queréis hacer un trío o algo – se ha pasado.

-Eres idiota Castle – al mismo tiempo que digo eso le suelto una bofetada.

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