9 Meses » l.t

▷ Tercer mes; Conociendo a pececito

"Debes levantarte ahora Vanessa" Gruño perezosamente sin sacar la cabeza de la almohada y refugiándome lo más posible bajo las mantas calientes de mi cama, sin prestar atención a lo que mamá está diciéndome "Hablo enserio, ahora, levántate"

"No quiero" mascullo entre bostezos acomodándome un poco mejor "No quiero ir a clases"

"Irás" "Arriba, no me hagas tomar medidas extremas Vanessa"

Maldigo internamente mientras saco la cabeza de las almohadas y me siento en la cama con lentitud estirando las extremidades de mi cuerpo en el proceso haciendo tronar algunos huesos al mismo tiempo que me desperezo. Busco bajo mi almohada vacía mi móvil y al iluminar la pantalla abro exageradamente los ojos dándole de inmediato una mirada de reproche a mamá.

"¿Por qué demonios me despertaste cuarenta minutos antes de lo habitual?"

"Lenguaje" Reprocha mientras lanza hacia mí, mi bata de levantar "Te desperté temprano porque necesitas desayunar bien cada mañana, así que lo harás aquí"

"Pero yo desayunaba en el Instituto"

"Sí, pero entonces no tenías un ser creciendo dentro de ti Vanessa. Además necesitas preocuparte de comer frutas, verduras, calcio y carbohidratos, no puedes seguir desayunando porquerías en el Instituto" Dice mientras se encamina hacia la puerta al llegar a ella me da un último vistazo "Debes considerar que las comidas chatarras y todas esas porquerías están prácticamente acabadas. Ahora arriba, tienes que ducharte y prepararte para ir a clases."

Cierro los ojos lanzando mi cabeza hacia atrás y suspirando irritadamente, todo al mismo tiempo. Maldigo a mamá en todos los idiomas que sé y en los que no lo invento mientras quito las mantas de mi cuerpo y me bajo de la cama colocando mis sandalias y saliendo de mi habitación directamente hacia el baño. Me doy una ducha realmente corta pero eficiente, aprovecho para depilarme las piernas y las axilas e hidratar y preparar mi rostro como cada mañana. Luego de que he secado mi cabello con la secadora y le he dado un par de pasadas con el alisador, dándome cuenta de que necesito un retoque de coloración en las raíces, vuelvo a mi habitación para cambiarme de ropa y tomar mis cosas antes de ir a clases. Me visto sencillamente con unos jeans negros elasticados, un suéter color rojo que me llega debajo del trasero y unas botas medianas negras con interior de lana blanca que son exquisitamente calientitas. Enrosco mis pestañas, cojo mi labial favorito y salgo hacia la cocina cogiendo mi bolso y mi móvil. Mamá tiene preparado un gran desayuno para las dos, el aroma a café inunda el lugar y mi estómago suena reclamando alimento.

"Siéntate" Dice cuando me ve entrando al lugar "Te sirvo enseguida"

Hago exactamente lo que ella me dice. A decir verdad las cosas entre las dos no han ido para nada bien desde que dimos la noticia del embarazo. Nuestras conversaciones son planas y sin sentido, jamás estamos mucho tiempo ambas en un mismo sitio y si es así no intercambiamos más que monosílabos. Ella está enfadada y claramente no la culpo, yo también estaría furiosa si mi hija de diecisiete me dice que está esperando un bebé.

Mamá pone frente a mí un plato con huevos revueltos, dos tiras de bacon, panqueques y un tazón repleto de frutas, acompañado todo con dos tostadas y jugo de manzana. Algo que mamá y Johanna me prohibieron de inmediato fue el café, ya que según ellas la cafeína le afecta negativamente al bebé. Así que esa deliciosa bebida ha sido remplazada por infusiones de hierbas y té verde en todos sus sabores. Desayuno lento, la verdad es que a esta hora del día todavía no tengo hambre, pero prefiero ahorrarme las discusiones y comer en silencio. Una vez que acabo, doy las gracias y me levanto para cepillarme los dientes y terminar de arreglarme para ir andando. Cuando ya estoy completamente lista tomo mi bolso, me aseguro de tener el móvil en el bolsillo de la chaqueta y cojo las llaves del auto.