Capitulo 7: Muy tarde Diabla, ya estoy en tu vida

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Estar en los brazos del abogaducho es lo mejor que me ha pasado, me siento tan protegida en ellos, como que en sus brazos nada me pasara, sus fuertes brazos me rodean todo el cuerpo y me siento tan pequeña entre ellos, su perfumen es lo segundo que puedo percibir, ese olor suave y dulce a la ves

El abogaducho pasaba sus manos por mi cabellos delicadamente, como si tuviera miedo de romperme, yo en cambio me aferraba mas a el y mas sollozos salían de mi garganta

-Estoy aqui para protegerte, no dejare que nada te pase -decía el apretandome mas a su cuerpo

En la forma en la que me lo decía se notaba que era totalmente sincero, pero algo dentro de mi gritaba que no confiara, que de la misma forma fui engañada por Carlos

-Alejate de mi pervertido -le dije miestras me apartaba de sus brazos y lo empujaba, el cual no se me movió ni un centímetro

-¿Que?... que te pasa mujer yo solo te estoy apoyando -decía el muy confundido por mi reacción

-Yo no necesitó tu apoyo, estoy perfectamente bien

-Si claro se nota -dijo el sarcásticamente mientras me recorría el cuerpo de pies a cabeza

-Aquí me enseñaron a ser fuerte a la mala, a superar todo lo que paso y seguir adelante no necesito tu ayuda en esto, solo quiero que me saques de aquí y te deje de meter en mi vida

-Muy tarde Diabla, ya estoy en tu vida, no dudo que aquí te enseñaron hacer fuerte, pero dudo que te hayan enseñado a seguir adelante o porque tus manos están temblando por el simple hecho de que me estoy acercado a ti -dijo el aun mas cerca de mi, no me había percatado de que mis manos estaban templando hasta que las levante hasta la altura de mi pecho, era algo que no podía controlar y no me gustaba

-Ya fue suficiente por hoy abogaducho -dije pasando por su lado y chocando su hombro apropósito

-Te sacare de esta cárcel y de la cárcel que tu misma te has creado Samanta -dijo el mi oído y agarrándome de un brazo

-Lo que tu digas -dije quitando mi brazo bruscamente de sus manos y dirigiéndome a la puerta

Al llegar a mi celda, no podía creer lo que mis ojos estaba viendo, la nueva tenia un desorden por todos lados, muchos cuadernos tirados en suelos, ohoo Marina cuanta falta me harás, porque para ser honesto no es que yo sea la reina de la organización, pero tampoco me gusta vivir en el vertedero de duquesa

-Y que es todo esto -dije mientras pateaba un pal de cuadernos que e encontraban en el suelo, cuando lo hice, uno de esos cuadernos se abrió dejando ver un dibujo de una niña preciosa, me baje para tomar el cuaderno y ver el dibujo mas de cerca

-No es nada -dijo Elizabeth tomando los cuadernos rápidamente y evitando que los viera

-¿Quien es esa niña?

-Es mi hija -dijo ella mostrandome el dibujo

-Como dices que dijiste -dije muy sorprendida

-Si, la tuve muy joven con un desgraciado -dijo ella y se lo notaba la tristeza

-Pero que fue lo que paso con ella -dije muy intrigada, quería saber que fue lo que paso con esa niña, podía ver en sus ojos el dolor

-Lo siento Diabla, pero no estoy prepara da para hablar de eso -dijo Elizabeth terminando de guardar los cuadernos, se notaba que era un tema que le afectaba mucho y por eso no insisti

-Bueno esta bien, cuando tu quieras hablamos sobre el tema, solo te digo que desagorte te ayudara mas de lo que piesas y estoy aquí para escucharte. Por cierto estoy aquí porque te voy a enseñar a defenderte

-Queee... de que hablas -dijo Elizabeth muy confundida de lo que hablaba

-Así como escuchaste, ya te he dicho que no sobreviviras aquí si sigues como vas, ademas yo no estare siempre contigo y tienes que aprender a defenderte por ti misma

-ahí no diabla, los golpes no son lo mío -dijo ella sentándose en la cama

-Tampoco eran lo mío y mirame ahora, eso no se trata de que te guste o no, si no aprendes a defenderte en este lugar te pisotearan, te lo digo por experiencia propia. Asi que vamos -dije jalandola de un brazo

(...)
Los días pasaron y las prácticas con Elizabeth eran pésimas, ella no mintio cuando dijo que no era lo suyo, la pobre tenía su pal de moratones provocados por mí, tengo que confesar que me tengo que controlar un chin con ella, pero es la unica forma de que se defienda bien, en estas últimas noches y buenos días también no me he podido sacar al abogaducho de la cabeza, ese abrazó me marco mas de lo que pensé, la ingrata de Mariana no me ha venido a visitar solo me llama dice que cualquier día de estos pasara a visitarme

-Hey diabla tienes visita -dijo una de las oficiales

-Quien me busca -dije acercandome a ella

-Que ahora me ves cara de secretaria, anda vamos que no tengo el tiempo tuyo -dijo ella tomandome del brazo

-Ya esta bien, era si tu querías -dije mientras me dirijia a la sala de visitas

Cuando, llegue a la sala de visita no podía creer lo que mis ojos estaban viendo

No fue culpa miaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora