La triste historia de Pablo

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Pablo nació en Madrid capital. Sus padres le apuntaron a un equipo de fútbol a los cinco años. A decir verdad, era condenadamente bueno el chaval. Pablo creció sin frustraciones en un mundo de coloridos sueños e ilusiones; apoyo incondicional jamás le faltó. A Pablo le dijeron que las chicas eran frágiles y aduladoras, que si quería conseguirlas tendría que impresionarlas.
"- ¡No dejes que se rían de ti como si fueses una niña!"
"- ¡Enséñales lo que es un hombre de verdad!"
"- Ese amigo tuyo que va a clases de baile... ¡vaya nenaza!"
Las chicas son débiles hasta dónde él sabía. Así que Pablo, como cualquier niño en la escuela, recurre a la violencia para pavonearse delante de las niñas de su clase. Es la edad del pavo, son todos iguales dicen. Es lo que les toca. Eso es lo que dicen.

Pablo ya tiene dieciséis años. A Pablo nunca le acosó ninguna chica de su clase por los pasillos. A Pablo nunca le agredieron verbalmente por llevar la ropa que él decidía vestir.
Pablo está en el instituto y escucha por primera vez las palabras violación, patriarcado y misoginia. Por suerte no entraban en el examen. Perfecto, tres estupideces menos que estudiar. Pablo nunca sacó muy buenas notas, pero no importa, nunca tendrá que esforzarse el doble para conseguir el mismo puesto de trabajo que Paula.

Paula iba a la misma clase que Pablo en el instituto. Era la mejor de la clase, una nota excelente, muy por encima de la media. Pero ahora Paula cobra un 20% menos que Pablo.

A Pablo nunca le enseñaron a cocinar. Así que ahora lo hace Paula por él. La mujer de Pablo nunca le obligó a lavarle y plancharle la ropa. Nunca le golpeó ni reprimió sus deseos. Jamás le forzó, no le gritó, nunca decidió por él en su forma de vestir ni actuar. Pablo nunca dejó de ver a sus amigas por celos de su mujer.
[¿Entonces, cuál es el problema?]
[¿Sabeis?] Apuesto a que Paula no puede decir lo mismo.

España entra en crisis y las empresas comienzan a despedir a sus empleados. Pablo no se queda en la calle, lo acaban de hacer fijo.
Paula ahora trabaja en la calle, ¿quién le iba a decir que acabaría allí? A decir verdad, todos se lo decían bien alto cuando paseaba con sus shorts por las aulas del instituto. Cuando dejaba a su novio y se iba con otro la siguiente semana. Cuando estaba con más de dos hombres en una misma noche.
Pablo jamás fue juzgado por ello. Jamás abusaron de Pablo cuando estaba ebrio. Ni cuando estaba sobrio.

Pablo, coronado héroe de barrio al fin cogió a la "no tan difícil" Lady Madrid.

Paula nunca pudo decir nunca, ella creció sabiendo en lo que la sociedad la iba a convertir. Maduró entre dolor e injusticia sin motivo alguno. Al menos muere en paz y un pequeño sentimiento de alivio cruza su mente. Al fin.

Pablo, sin embargo, murió atrofiado y solo; en un día de lluvia, tras un ataque al corazón. Todo aquel que compartió risas, trabajo, clases y aventuras con él derramó millones de lágrimas llenas de pena. Pobre, su mujer lo abandonó quién sabe porqué; algunos dicen que estaba loca, a otros ni siquiera les importa en absoluto aquella mujer.
Y por eso esta es la triste historia de Pablo.
Podría ser la triste historia de Paula pero ella nunca importó, nadie derramaría lágrimas por una mujer perdida, por una mujer de la calle. Una mujer cuya historia jamás conocerá el nombre de tragedia.

Paula, desgraciadamente nació como un objeto de simple placer. Paula nació mujer. Paula era madre, era amiga. Era esclava también.

Ellas. Nosotras. Queremos que el mundo nos escuche. Por eso Paula nunca dejó de escribir.

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