El semáforo en rojo

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Érase una vez una chica que quería cruzar la calle y se lanzó de cabeza, cuando aún estaba en rojo, a una piscina de tres metros de profundidad que solo estaba llena hasta los cuatro y medio. Pero cayó con los dedos...de las manos, y se torció los tobillos, y se empapó entera la espalda. Aun así, se levantó de un salto y entró en una cafetería con pocas luces donde pidió una taza de té sin alcohol porque dice que la cafeína no le sienta nada bien los días pares. Por eso la cerveza la pidió rubia y el periódico, descafeinado. Se acababa de teñir el mensaje político, aborrecía su pelo y no quería que hubiera ninguna confusión al respecto.
Al salir del tugurio le dio su copa de helado a una chica pelirroja que echaba la siesta en una lámpara tumbada.

Una vez hubo cruzado la calle, se dio cuenta de que se le había olvidado la chaqueta sobre una sombra colgada y pidió un taxi para regresar al lado contrario del que alzaba un semáforo en verde.

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