Inesperadas Situaciones.

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Estaba en una sala, encerrada con mis padres al lado. Esperando los resultados de la prueba de los médicos. Hacía ya tres horas que estábamos atascados al hospital. No entendía nada. ¿Por un simple desmayo me tenían que hacer tantas pruebas? Sólo quería ir a casa, y zambullirme dentro mi cama. Dormir y hacer que el día siguiente todo volviese a la normalidad. Pero sentía que algo iba mal, y no podía decir qué. Era un sentimiento que no se alejaba de mí. 

Cuando entró la doctora, ese sentimiento aumentó. Mi corazón iba a mil. Y aún no podía decir por qué. ¿Por qué todos los doctores te tienen que mirar con cara de póquer?

- Señor y Señora Allen, ya tenemos los resultados de los análisis y las pruebas que le hemos hecho a su hija. - La doctora nos miró impasible, por dios. Tenía ganas de graparle la cara.

- ¿Y cuáles son los resultados? Un simple desmayo por falta de vitaminas, ¿verdad? - Mi madre estaba muy nerviosa, lo podía afirmar porque veía como se mordía las uñas, y si no paraba se iba a hacer sangre.

- No ha sido un simple desmayo. Lo que tiene vuestra hija... - Suspiró, como si fuera a decirnos que tenía el lupus o algo parecido. Decididamente tenía que dejar de mirar series de médicos. - Vuestra hija tiene un cáncer avanzado incurable. - En aquel momento mi corazón parecía que había parado de latir. Tenía ganas de reír. ¿Me pueden decir dónde está la cámara oculta? ¿Un cáncer? ¿Estado avanzado? Era imposible. ¡Por favor! Mis padres estaban paralizados, sin saber cómo reaccionar.  - Sólo le quedan cuatro meses aproximados de vida, si decide hacerse la quimio, puede que seis. Es vuestra decisión. Para tomar el tratamiento tiene que firmar la solicitud alguno de vosotros dos. - La doctora miró a mi padre y a mi madre respectivamente, que hacían la misma cara de shock que yo. Creo que nunca había visto nadie en el mundo tan insensible al mundo como aquella mujer. Decía que me quedaban cuatro meses de vida como quien decía que hoy era el primer día de primavera. Tenía ganas de gritar, y no podía soportar ver a mis padres con esa cara de sufrimiento.

- Bueno, si tiene que vivir dos meses más... Voy a firmar por la quimio. - Mi madre parecía convencida. Tenía la cara rota de la incredulidad y temí que las lágrimas asomaran por sus ojos. Mi padre lloraba bajito sin decir nada. Lo abrazé por la espalda y recolzé mi cabeza a su hombro. La doctora prosiguió.

-Tienen que saber los efectos de la quimioterapia. Si toma el tratamiento no mejorará. El cáncer se ha detectado demasiado tarde, ya se ha extendido por la mayor parte del cuerpo. Si toma la quimio pasará estos seis meses vomitando, le caerá el pelo y no se encontrará mejor. Piénselo mejor antes de firmar. 

- Tomará la quimio. Dos meses de vida pueden ser mucho tiempo. Aún no puedo permitir que mi hija tenga tan poco tiempo. - Me parecía increíble. No iba a morir sin cabello y menos habiendo pasado mis últimos meses en una cama y vomitando ahora sí, ahora no.

- No voy a hacer eso de la quimio. Ni lo sueñes. Prefiero vivir cuatro meses, pero vivirlos bien.

- Ni hablar, tu padre está de acuerdo conmigo, ¿verdad Robert?- Mi madre miró a mi padre, que aún bajó mas la cabeza y lloró aún mas.

- ¡Mamá! !Es mi vida¡ ¿No crees que soy suficiente mayor para decidir por mi misma? Ya sé que es duro por tí, me lo imagino. No sabes cuanto lo siento. Pero es mi decisión.

Esa no era yo. Era una Tess que se atrevía a contestar a sus padres, la que había dejado de ser una chica buena y estaba presa por el pánico.

- Cariño, no puedo dejar que te hagas esto. ¿Sabes lo que darían muchas personas para vivir unos meses más?

- Para vivir mal prefiero morir. ¿Es que solo eres capaz de pensar en ti? ¡Soy yo la que va a morir! -  Me arrepentí al instante, pero no fuí capaz de pedir perdón. Salí de la sala de la doctora dando un fuerte portazo. Empecé a andar por los pasillos, hasta que me paré, consciente de que no conocía ese maldito hospital.

Me senté en un asiento aleatorio. ¿Cómo había llegado a esta situación? A enterarme que tenía un càncer incurable y sólo me quedaban pocos meses restantes. Era increíble. Rebobiné mis pensamientos.

Había llegado al instituto como todos los días. Hacía días que me encontraba un poco mal, no le había dado importancia, pensaba que seguramente era el principio de un simple resfriado. Había pasado el día junto a mis mejores amigas, Grace, Diana y Annie. Y cuando ya quedaban solo dos horas para salir de ese manicomio, donde puedes encontrar gente genial y gente horrenda, mi vista se nubló. Una extraña sensación me invadió y solo podía recordar sentir voces de gente que me hablaba, pero no entendía nada. Y después ya me encontraba en una ambulancia, sin poder entender nada y con todo de médicos preguntándome cosas. Todo había sucedido rápidamente y ya había perdido cuenta del sinfín de pruebas a que me habían sometido.

Empecé a llorar. Todos mis proyectos se venían abajo. Toda mi vida me parecía una mentira.

Ir a París a los 18 con Grace, hacer la carrera de Literatura Inglesa e irme a vivir a Inglaterra durante unos años, ir a todos los sitios que quería ir... Amsterdam, Londres, Berlín... Muchos proyectos que había ido creando con los años, que habían estado planeados curosamente y que ya no podrían cumplirse. Todas mis ilusiones hechas añicos.

Y como estarían mis padres, mis amigos, las personas que quería, ¿cuándo yo ya no estuviese? No quería hacer daño a tanta gente. Yo era como una bomba de relojería. Iba a explotar y no quería hacer daño. ¿Qué tenía que decirles?

Posibilidad 1: Hola, ya sé que es imposible de creer, pero voy a morir en cuatro meses y me alejaré de vosotros por qué no quiero haceros daño. 

No me dejarían alejarme, y su trato cambiaría. No quería que me tratasen con guantes de seda. Era más fuerte que eso, ¿no?

Posibilidad 2: Hola, ya no me caéis bien. Tengo ganas de convertirme en una adolescente solitaria y esquiva sin razón aparente. Adiós.

Vale, no se lo creerían.

Posibilidad 3: Hola, moriré en breves. Pero os quiero tanto que quiero vuestro apoyo en todo momento. 

Quería estar a su lado. Por nada del mundo me alejaría de mis mejores amigas.

Posibilidad 4: En cuatro meses moriré. Pero haré como si nada, cuando os enteréis de que os he estado engañando por tanto tiempo, querréis odiarme. Es mejor así.

Hacer listas mentales era una de las cosas que me relajaban. Creo que la posibilidad 4 era la mejor. Mis padres sabrían lo del cáncer por qué es inevitable, pero si podía hacer que nadie se enterase y me tratasen como si no pasara nada sería mucho mejor.

Ahora ya me había decidido. Sólo tenía que hacerme otra lista para decidir como viviría mis últimos días. (Algo trágico, pero realista.)

Estaba secándome las lágrimas con la manga cuándo sentí alguien que me decía:

- Tenía entendido que las chicas bonitas no lloran.

No sé si alguien lo leerá, si a alguien le gustará. Pero si alguien lo hace me gustaría que comentase lo que le ha parecido, Y también alguna crítica me iria bien. Espero que os haya gustado.

If I Die Young.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora