''Capítulo 4''

568 71 55
                                    

Pasaron unos días, la señora Hwang ya se encontraba en casa de nuevo, ella estaba un poco mejor, por lo que el médico le había dado el alta.
Pero Minhyun aún no le decía de su verdadero estado, ni mucho menos de la cirugía. De hecho, este ya había vuelto al trabajo, pero muy estresado por no saber como pagar todo lo pendiente con respecto a su madre.

¡Joder!, ¿cómo le voy hacer?—susurró desanimado mientras limpiaba una de las mesas.

—¡Oye, Minnie!—llamó Ren, saliendo de la cocina con una bandeja, la cual rápidamente colocó sobre la barra. Luego parecía estar buscar algo en su delantal.—Toma.

—¿Qué es esto?—preguntó confuso, agarrando la servilleta, toda arrugada, que suele extendía. La curiosidad fue tanta que, sin dudarlo, empezó a desenvolverla.

—Es el número de aquel joven apuesto, ese que no dejaba de mirarte.—dijo con una amplia sonrisa en el rostro antes tomar de nuevo la bandeja, llevándola seguidamente a una de las mesas.—Dijo que le escribieras, que quiere hablar contigo.

—¿Qué?—preguntó incrédulo, observando bien. El rubio parecía estar en lo correcto, en la servilleta estaba escrito un número telefónico, el cual posiblemenre correspondiera a aquel joven.—¿Cómo lo conseguiste?

—Fue muy fácil, ni siquiera tuve que hacer nada.—dijo de vuelta con la bandeja vacía, acompañado aún de su sonrisa.—Mejor dicho, él me lo dio, pero me dijo que te lo diera a ti. Además me pidió que te dijera que le mandaras un mensaje.

—¿Cuándo te lo dio?—preguntó aún sorprendido, sin poder quitar la mirada de aquella servilleta no podía creer que esta tuviese escrita el número de aquel apuesto y misterioso joven. Al cual, por cierto, no le gustaba que su café llevara azúcar.

—Hace unos días, él vinó a buscarte pero tú no estabas.—dijo mientras reía al ver la cara de incredulidad y asombro de su amigo.—¿Y que esperas? ¡Vamos, mándale un mensaje!

—No lo sé.—susurró ahora un tanto nervioso.—¿Qué se supone que le diga?

—¿Qué te parece si solo le escribes un hola y ya?—habló en tono sarcástico.

—¿Pero...cómo sabrá que soy yo?—insistió no muy seguro.

—Entonces llámale.—sonrió malvadamente.—O mejor aún, yo le llamo.

—¡No, Ren, espera!—gritó al sentir como Ren le quitaba la servilleta y empezaba a marcar el número de aquel joven en el teléfono correspondiente a la cafetería.

El rubio esperó unos minutos a que atendieran la llamada, mientras Minhyun luchaba por quitarle el teléfono de la manos. Tras cuantos timbres, por fin contestaron. Minhyun rápidamente intentó huir, pero no tuvo éxito.

—¿Bueno?—respondió una voz al otro lado del teléfono.

—S-sí, bueno, ¿habló con el joven de la otra vez?—preguntó torpemente. El rubio, por algún motivo, también se había puesto nervioso.

—¿Disculpe?—contestó la voz con algo de desconcierto.

—El joven que ordenó un café sin azúcar.—mencionó más tranquilo, logrando controlar los nervios.

—Sí, con él habla. Supongo que tú debes ser el amigo de ese chico alto ¿no?—preguntó dudoso, debía confirmar quién le estaba llamando, no quería caer en una broma de esas telefónicas.

—Exacto. Verá, lo que pasa es que mi amigo quiere hablar con usted.—rió un poco, mientras el pobre Minhyun solo se sonrojaba más y más.—Espere un momento, por favor.

''Un Café Sin Azúcar''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora