5. El Bosque (Parte 2)

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Dio un vistazo hacia atrás y se aseguró de que Katrina no estaba a la vista, en ese momento se volteó y volvió sobre sus pasos, tal vez si regresaba de inmediato no se perdería y arruinaría los planes de su contrincante. Se equivocó. Luego de caminar un rato lo supo, estaba irrevocable y atrozmente perdida ¿Cómo? Estaba segura de que había pasado por el mismo lugar en que la habían dejado, eso significaba que la pelirroja se había movido, lo cual no era tan sorprendente pero... ¿Félix? ¿Le había seguido la corriente?

Todo a su alrededor era igual, los mismos robles, las mismas raíces, las mismas hojas, los mismos insectos revoloteando. Era imposible orientarse en ese laberinto ¿Qué le pasaría? ¿Cuánto tiempo sobreviviría? En cuanto sus padres de dieran cuenta de su desaparición enviarían un equipo de rescate, pero aquel bosque parecía extenderse hasta el infinito ¿Qué hacer entonces? Tenía un pequeño tentempié en la mochila, pero probablemente moriría de frío antes de que cualquier salvamento posara un pie en aquel lugar. Ya podía sentir la brisa pasando a través de su ropa. Comenzaron a caer lágrimas de sus ojos y su cabeza dolía, sentía la frustración apoderándose de ella. Finalmente la habían eliminado, de todas las trastadas que habían hecho contra ella esta era la definitiva ¿Por qué se merecía tanto odio? Y lo peor de todo ¿Por qué no se alzó el chico para protegerla? Tal vez él era igual a todos los demás.

-Tenías razón, Tikki- musitó con las gotas de agua inundando su rostro- Siempre tuviste razón.

El pequeño ser se deslizó por el bolso la chica y se colocó frente a su portadora mientras levitaba en el aire.

-Bridgette, no te pongas así. No tenías manera de saber que ella te haría esto- sonrió levemente- Pero para la próxima tienes que enfrentarla, no puedes hacer todo lo que te diga solo por la presión del grupo.

-No es tan fácil, ella es demasiado poderosa. Puede hacer lo que quiera conmigo- gimió mientras su llanto se acentuaba- pensé que Félix...

-¡Oye! No importa lo que haga el chico, tú deberías saber defenderte por ti misma,

-Lo sé, pero... pensé que él era distinto- la pequeña kwami le limpió las lágrimas de las mejillas- cuando estábamos fuera de la sala del director él se mostró muy valiente y... él... pensé que le importaba las personas pero- tragó saliva y frunció el ceño- No importa- negó con la cabeza- No es la persona que yo creía. Tenemos que salir de aquí ¿Si me conviertes existe alguna posibilidad?

-No lo sé, Bridgette... esta arboleda parece ser demasiado grande. Incluso si te transformaras en Ladybug y te alzaras por sobre los árboles... no creo que lograras orientarte o ver un final.

La muchacha bajó la cabeza con resignación y se apoyó en el tronco de uno de los cuantos robles que la rodeaban y encerraban. Se tapó la cara para ocultar su llanto, se sentía demasiado triste para pensar. Su compañera se posó en su hombro y trató de consolarla. Cuando la peliazul tuvo el ánimo para levantarse siguieron caminando. Esta vez lo hizo más pausadamente, alzó la vista y observó el cielo, tan hermosamente constituido, parecía hecho por un ser superior que apreciaba el arte más delicado en todo el mundo. A veces esa chiquilla se sentía mucho más diminuta de lo que era, en esos momentos todo lo que veía a través de sus ojos era infinito.

-¡Cuidado con el tronco!- la aguda voz de la kwami la sacó de sus cavilaciones. Efectivamente había estado a punto de chocar torpemente contra un roble. Dio un largo suspiro por tener a alguien que la acompañara en esos momentos- ¿Qué es eso? ¡Mira!- el ser apuntó a su derecha.

Una cabaña estaba plantada en ese lugar, casi invisible, pues muchas capas de hojas tapaban gran parte del lugar. Estaba hecha de madera añeja y se veía bastante chica. Bridgette no pudo resistir la curiosidad y se aventuró a husmear.

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