8. Especial de Halloween Parte 1

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-¡La última que llega cierra la puerta!- exclamó Alya en cuanto entraba corriendo al cuarto de Bridgette, la cual se deslizaba a trompicones por el pasillo mientras trataba de seguirle el paso a su amiga.

La de piel morena sacó sus mantas de la mochila y se sentó en el lecho de su amiga con una rapidez preocupante.

-¡Oh, el pijama!- exclamó luego y acto seguido se arrancó la ropa que llevaba puesta, dejando al descubierto una camisa rosa que acompañaba a unos pantalones del mismo color. La acción hizo que Bridgette dejara escapar una risa cándida- Oye, no te rías, sabes que es mi primera pijamada.

-Lo siento- musitó la chiquilla limpiándose las lágrimas de los ojos. Después se dirigió al baño y aprovechó para cambiarse de ropa- ¿Qué vamos a hacer?- preguntó en cuánto terminó de vestirse y se sentó junto a Alya.

-Bueno... no es que tenga nada preparado, pero...- apagó la lámpara que las iluminaba y sacó una linterna de su mochila, con la cual se alumbró el emocionado rostro lista para contar una historia de terror- Tú sabes, es una noche de chicas y pensé que sería interesante tener un poco de miedo- la de pelos marinos asintió- Entonces... ¡Comencemos! ¿Conoces la historia de los Abarimon?- Bridgette negó con la cabeza- Pues considérate suertuda. Los Abarimon eran de los seres más espeluznantes del planeta, tenían forma humana, pero sus pies... ¡Estaban al revés!- la peliazul se quedó un momento sentada con los brazos cruzados.

-¡Alya, eso no da miedo!

-Está bien... espera, conozco otra...- se aclaró la garganta- Cuenta la leyenda que los pueblos originarios de Norteamérica tenían un perpetuo miedo a ser poseídos por un espíritu conocido como... Windigo, un ser humanoide de aspecto bestial. Si uno se apoderaba de ti dejabas de disfrutar la comida normal y comenzabas a anhelar... ¡La carne humana!- se detuvo un momento para observar a su compañera- ¿En serio no te asusta?- su amiga se encogió de hombros- está bien... sigamos con otra cosa ¡Oh, ya sé! Hablemos de Félix. No intentes negarlo, sé que te gusta. Lo que no sé es por qué no te le has acercado aún para coquetearle.

-Bueno... no es tan fácil- masculló bajando la vista con las mejillas sonrojadas- Él es muy serio y apuesto...

-Un poco intimidante.

-Sí, también. Pero además siempre estamos rodeados de gente. Me gustaría que pudiéramos hablar en privado como aquella vez en el bosque.

-Bueno, entonces solo tienes que llevártelo a algún lado ¿no?

-¿Cómo?

-Lo agarras del brazo y te lo llevas- respondió Alya como si fuera lo más normal del mundo. Bridgette negó con la cabeza totalmente convencida- No pensé que fueras tan tímida, amiga.

-No lo soy, pero... con Félix es un poco distinto...

-¡No me digas! Tranquila, solamente pídele que te ayude con alguna clase de la escuela que no entiendas y luego llévalo a la biblioteca, allí casi nadie va nunca. Además él es nuevo y podrías enseñársela, ya que probablemente no la conozca.

-¡Tienes razón! Es un gran plan.

-Bridgette, soy tu amiga, siempre tengo razón.



-¿Cómo durmió, señor Félix?- preguntó sonriente la empleada.

-Bien- se limitó a responder el muchacho mientras observaba la comida que acababan de depositar delante de él.

-Me alegro- Clarisa tenía la tez blanca y los ojos pardos. Su cabello castaño estaba recogido en un moño de bailarina- espero que el salmón sea de su agrado.

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