Capitulo Octavo

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–¿Aló, Jared?

–Si Karina, ¿estás bien?

–La verdad no... ¿Puedo reunirme contigo mañana?

–Esta bien, ¿como al medio día te parece?

–Perfecto, nos vemos en la heladería cerca del local del grupo al medio día... No le digas a Eduard

–Créeme que aunque quisiera decirle no podría.

–¿emmm ok? Bueno nos vemos y gracias.

Dianey termino de curarme y se fue del cuarto para dejarme descansar. Necesito distraer la mente ya que fue muy fuerte lo que pasó hoy así que me propuse escribir.

"El mendigo recorría su camino, mas que vivía, sobrevivía el día a día. Le era difícil volver a ser quien era y meditó, no podía forzar las cosas, debía tenerse lealtad, mantenerse firme. Ser caballero no fue sino la gran hazaña de su vida, combates y heridas con armas quedaban en el pasado. No podía hecharse al olvido, nada en esta vida le es concedido a nadie por obra y gracia del creador sin ver esfuerzos y sacrificios. Si aquella doncella era para él, el tiempo susurraría a su oído las dulces palabras de una pasión pronta. Mientras tanto, debía amarse a si mismo, dedicarse a si y dibujar esa sonrisa de seguridad que quería mostrar al mundo, este tiempo era valioso. Era suyo."

Apagué las luces y me acosté.

Al siguiente día, me puse mis audífonos y empecé a limpiar mi cuarto, aunque me sentía mal por lo que pasó intentaba no pensar en eso.

Mi celular sonó, parando la música que escuchaba, me llegó un mensaje de Adele.

"Hola Jared, espero que estés bien. Anoche no me escribiste, ¿te pasó algo? Yo intenté contactarte pero me fue difícil. Te quiere Adele".

Es cierto, tiene razón, se me olvidó contarle lo que me sucedió. Así que la llamé.

–Aló ¿Adele?

–¡Hola Jared! ¿Estas bien?

–Bueno... Mas o menos... Peleé con Eduard... Lamento no habértelo dicho ayer

–¡¿Enserio?! ¡¿Pero estás bien, no fue algo grave?!

–No te preocupes Adele, tengo heridas pero no es para tanto tampoco, lo que más me duele no es lo físico, Eduard es mi mejor amigo... Bueno no se si aun lo sea.

–Si lo es, esto es solo algo que está pasando, no te preocupes se arreglará y podrán volver a ser amigos. Por cierto, ¿te puedo ver hoy al mediodía?

–Uff... La verdad no puedo, tengo que ver a una amiga y... ¿En la tarde no podrás?

–Pues no, ni modo será en otra ocasión.

–¿Te llamo luego?

–Por favor Chico de las poesías.

Me alisto entonces luego de arreglar el cuarto para ir a la heladería. Envío un mensaje a Karina para confirmar que voy saliendo y camino hacia la parada de autobús. Tengo una suerte de que mi mamá aún no me haya visto. Antes de irse al trabajo, para el desayuno Dianey me ayudó trayéndolo a mi habitación.

Llego a la heladería y espero mientras veo como la camarera derrama una copa a propósito de batido sobre un joven que estaba sumido en los ojos de su acompañante.

–¡Pero que te pasa!... ¿Ericka?... Pero que haces aquí...

–¡Te dije que había conseguido un nuevo trabajo maldito, me dijiste que estabas de viaje! ¡¿Quien es esta estúpida?! —Dijo la camarera de unos veinticinco años, como expulsando demonios.

Tu Corazón es mi destino (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora