Capitulo Noveno

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Este es el momento y todos están listos. Un joven con lentes oscuros que estaba recostado a un poste frente a nosotros empezó a mover la cabeza de arriba a abajo siguiendo el ritmo de una canción muy movida que estaba sonando en los altavoces mientras leía un periódico. Este caminó hacia nuestra izquierda y puso el periódico en una mesa del FoodCourt, en la mesa había una muchacha y un muchacho que casualmente también llevaban lentes, estos se levantaron de una vuelta y junto con el dueño del periódico empezaron a bailar en completa sintonía.

Eduard me miraba y miraba a los bailarines, le parecía gracioso pero apenas estaba comenzando. La gente se estaba deteniendo para observar lo que pasaba.

Los tres se separaron, el del periódico se sentó en una banca y otras tres personas que estaban sentadas se levantaron y sentaron como si de una onda se tratara. El muchacho de la mesa se apoyo del mostrador de un Kiosco de flores en el centro del mall mientras parecía que hablaba con la cajera y estos a su vez hacían movimientos coreográficos sincronizados al ritmo de la música. Ésta le dio un ramo de flores y el muchacho camino bailando hacia el centro. La otra muchacha de la mesa venia de un Kiosco de Chocolates y confitería con una barra de chocolate de tamaño grande. Caminaron directo a Eduard mientras que detrás de él dos chicas más lo empujaban, al recibir el ramo y el chocolate las dos chicas de atrás, los de la mesa, el del periódico y las otras tres personas de la banca se formaron y al son de la canción más sonada bailaron una de las mejores coreografías que he visto. Luego bajaron el ritmo de una manera sutil y en una balada pop bajo de entre las escaleras Karina muy hermosa y sonriente con un traje rojo. Los ojos de Eduard se iluminaron como luna llena y caminó directo a ella mientras que los demás danzaban alrededor de ellos. Eduard acarició su cabello sosteniendo el chocolate y las flores con la otra mano, Karina se alejó de el mientras este trataba de sostenerla con la mano. Se reagruparon detrás de ella los que estaban bailando y todos se quitaron sus lentes oscuros mientras seguían el movimiento de Karina. Karina no podía verse más contenta, Eduard no podría estar mas emocionado y yo no querría estar en un lugar mejor.

Terminó así el Flashmob con una calle de honor por los bailarines que llevaban directamente a Karina y Eduard llegó a ella con gran decisión, entregándole el ramo, el chocolate y la frase más esperada: "¿Quieres ser mi novia?". Está de más decir que ella respondió que si con alegría.

Vi entonces entre la multitud que aplaudía satisfecha a Adele sonreírle a la pareja orgullosa de su trabajo. Tomé dos claveles del Kiosco de flores y con un nudo en la garganta me acerque a ella entre la algarabía.

–Eres una excelente coreógrafa

–Pero ellos son excelentes personas

–Pues es cierto, ¿también podrás ser una excelente novia?- Sus ojos se agrandaron con gran asombro.

–¿Es en serio lo que me dices?

–¡Pues claro! Eres especial y me gustaría estar en tu vida, si me lo permites.

–Nada me gustaría más Jared —Dijo con una alegría que rozaba los nervios por la situación inesperada.

–¿Eso es un si?

–¡claro que si!

Adele me abrazó fuerte y al alzar la mirada me besó. Las personas también nos estaban mirando sin darnos cuenta y nos aplaudieron, algo que nos hizo sonrojarnos.

Ese día fuimos a comer con los muchachos que se ofrecieron para bailar mientras hablábamos de anécdotas y cosas graciosas que sucedieron en la preparación del Flashmob. No se le podía ver a Eduard más feliz, sin decir de Karina, de verdad merecían estar juntos.

"Aquel mendigo debía alejarse de todo, si quería comenzar debía dejar muchas cosas atrás. se alejó de la ciudad con gran decisión. Un poco de agua, un trapo y una pequeña navaja lo acompañarían en su viaje de encuentro. Se internó en un bosque y cazó para comer, juntó leña para tener fuego y calentarse. Se creó un refugio y de paso aprendió a tallar en madera. Un caballo fue su primera creación, la mimaba y lijaba con una sutil pasión y cuidado. Era hermoso, Su obra se vio bien trabajada. Ese caballo ocupó su mente, sus problemas se disolvían cual botellita de veneno en el inmenso mar. aprendió a concentrarse y a valorar su propio corazón.

Mientras cazaba una tarde de leve llovizna y frío tintineante llegó a un claro en el espeso bosque. En él vio una silueta, alguien abrazándose a si mismo y tiritando. se acercó con cuidado para darse la sorpresa de su vida, era ella... la plebeya quien hinchada lloraba y aun así le dedicó una sonrisa..."

–Jared, despierta tienes que alistarte para ir al campamento, sino llegarás tarde.

–Si mamá, ya me alisto —Dije desconcertado ya que no estaba en la cama.

Me había quedado dormido en el escritorio de mi cuarto, anoche cuando llegué me propuse continuar la historia, quizá perdí la noción del tiempo y también el conocimiento por sueño.

Me levanté y arreglé lo poco que me faltaba, metí mis fósforos y pequeño botiquín en una bolsa de plástico para que por si llovía no se mojaran y me metí al baño. Intentaba recordar que otra cosa me faltaba mientras mantenía mi cabeza bajo el chorro de agua de la regadera. No conseguí acordarme de que más llevar pero si de lo que había pasado el día anterior. Fue genial todo, parecía casi sacado de una película de baile y claro, lo más importante fue que mi mejor amigo ya tenía a alguien que lo valorará por cómo es, su sueño. Yo tampoco me quedo atrás, tengo novia después de tanto... por cierto tengo que llamarla antes de irme y si sigo aquí recordando mis momentos felices nunca llegaré al campamento.

Me sequé y cambié. Mandé un "buenos días" a Adele y le dije que pronto iba a marcharme, luego dejé el celular en el escritorio. Mientras me ponía los calcetines en la silla de mi escritorio leí lo que había escrito en la historia casi inconscientemente. ¡La navaja!, eso me faltaba. Me terminé de poner mis botas y empecé a buscarla, sin tener referencia de donde la había dejado opte por no pensar sino registrar todo. Llegué entonces sin esperanzas a un gran baúl que conservaba desde niño y que utilizaba para poner cosas que ya no usaba pero que por mi gran apego a ellas estaban ahí. Lo abrí y desprendió un poco de polvo. Juguetes, cuadernos, dibujos y materiales escolares fueron cosas que habían dentro pero la navaja no estaba. Era el último lugar en la habitación que faltaba por registrar y ya me había rendido hasta que algo dentro del baúl me dejo intrigado. Era una soga de henequén que unía sus extremos con un nudo riso, mi nudo favorito. Me senté en el piso a pensar cuándo lo hice. Mi mente sabía que era especial pero no lograba sacar de donde.

–¡Jared, vas a llegar tarde!

–¡Ya estoy listo madre!

Tomé el nudo y mi libreta de la historia y los guardé en mi mochila, tomé mi sleeping bag y salí a la sala.

–Bobo, dejaste esto ayer en la mesa —Dijo Dianey mientras me lanzaba la navaja en su estuche.

No tuve tiempo de decepcionarme de mi mala memoria y me despedí de todos.

Salí a tomar el autobús para llegar a la terminal de transporte a encontrarme con todos los del equipo. En el camino saqué la soga a ver si me resultaba conocida pero no lograba acordarme por más que forzaba la memoria.

–¡Casi no llegas tarde Jared! —Dijo sarcásticamente Eduard mientras abrazaba a Karina.

–Pues disculpa señor puntual.

–Bueno ya estamos todos, hay que caminar al centro de la terminal en donde se hará la inauguración, ya hemos visto a otros equipos pasar así que debemos apurarnos.

–Es cierto Kendrik, démonos prisa.

–¿Estás practicando para el torneo de nudos Jared?

–Pues no Antonio, es solo que siento que es algo especial este nudo y me lo traje a ver si me refresca la memoria.

–¿Especial? bueno si tu lo dices.

Al llegar al centro ya había una cantidad más grande de Scouts que en el torneo de argolla india que estaban preparados desde hace mucho para este campamento. Analizaba cada equipo y me distraía viendo el festival de colores que sus pañoletas hacían cuando sonó un pitido alto y agudo que con una contraseña indicaba formación para el inicio de la inauguración.

–Señores, bienvenidos sean todos al Campamento Nacional de Caminantes, son muchos los que trabajaron duro para estar aquí, en esta competencia pero lo más importante es disfrutarlo a pesar de las dificultades que se les puedan presentar. Antes de continuar con las instrucciones comenzaremos con la oración y la promesa. ¿Voluntarios?.

Un chico de un grupo de nuestro distrito levantó la mano y pasó al frente, los demás estaban nerviosos y tenían pena de pasar adelante. El silencio se hizo un poco incómodo hasta que el dirigente volvió a hablar.

–Ya que ninguno más se ofrece a pasar tendrá que ser de a dedo, ¡Selena pase al frente!.

Tu Corazón es mi destino (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora