Kyle.

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Acomodé nuevamente el orden de los vasos en la caja, los camiones de mudanzas generalmente solo transportan las cosas, ciertamente no les importa que algo se rompa, y si no acomodaba bien, estaría sin vasos por un tiempo, aunque claro todo estaba perfectamente envuelto en periódico y con separadores para que no se movieran, de igual forma debía ser precavida.

-El camión está afuera Keenan – era Sam. Venía cargada con las cajas de ropa.

-Muéstrales las cajas que deben subir primero, por favor – pedí, ella sonrió.

-Lo haría, pero son las que aún no has terminado – miré nuevamente el trabajo que estaba haciendo y suspiré – me dijiste antes que querías que lo de la cocina lo subieran primero, para que no se fueran agitando tanto – asentí.

-Soy tan distraída – negué la cabeza y cerré la caja para después ponerle cinta evitando que se abriera, después me senté en una de las sillas de la pequeña isla que se encontraba en medio de la cocina.

-Sé que es dura la mudanza, más en estos momentos, pero debes hacerlo – se acercó y acarició mi hombro de cierta forma motivadora.

-Terminaré aquí y les diré que lo suban – dije levantándome, evitando a toda costa su sentimentalismo.

-Déjalo, yo termino, tu ve bajando las cajas de arriba – me dice, inmediatamente giré la cabeza hacía ella - las cajas de su cuarto ya están abajo, las subiré a mi carro y las llevaré a mi casa – asentí realmente agradecida, abandoné la cocina y comencé a caminar escaleras arriba, junto con los dos hombres de la mudanza comencé a bajar las cosas más pesadas, como los muebles, el colchón de mi cuarto, entre otras cosas.

-Señorita, aún hay muebles en esta habitación, ¿los bajamos también? – señaló su cuarto, negué inmediatamente.

-Bajen las cajas de la siguiente habitación, de esta no se preocupen – pedí, ellos asintieron.

Con mucho cuidado entré a la que era su habitación cuando vivíamos juntos, cerré la puerta detrás de mí. Miré la habitación con detenimiento, el azul que cubría las paredes ya estaba algo gastado y había miles de dibujos a lápiz adornando la pared que daba con la ventana, giré para mirar el tocador, un viejo mueble que Aaron conservaba desde niño, estaba algo gastado, era de madera, color café chocolate, parte del espejo se encontraba roto, y la madera ya estaba decolorándose, pero eso a él nunca le importó, decía que no necesitaba tanto un tocador como para arreglarlo o comprar otro. Sobre el viejo mueble un marco de fotografía yacía empolvándose, me acerqué dejando que todo mi cuerpo se erizara únicamente por la sensación de volver a estar aquí, desde lo sucedido solo había visto el cuarto de reojo, no había entrado de lleno por simple miedo a repetir la escena de ese día. Tomé la fotografía, recuerdo que fue tomada por su madre el día de gracias, estábamos él, Sam, junto con su aun novio, Marco, y yo, había sido un día maravilloso en casa de los abuelos Parker, padres de la madre de Aaron, Veronica.

-Keenan – escuché la voz de Sam atrás mío.

-Creí que ya habías guardado todo en esta habitación – acaricié la fotografía – se te ha pasado un pequeño detalle – me giré hacía ella y se la tendí, se acercó temerosa y la tomó.

-Lo siento – dijo realmente apenada.

-Yo también – mi tono había salido más fuerte y duro de lo planeado – la madre de Aaron llamó ayer en la noche, dijo que quería conservar los muebles, ya que eran de su antiguo cuarto en su casa, le he dicho que sí, debo suponer que mandará a uno de sus hijos o a su esposo – agregué mientras iba saliendo de la habitación.

C O N F U S E D #Wattys2017Where stories live. Discover now