Había estado pensando toda la tarde entre ir o no a la dichosa salida con los chicos, ya le había dicho a Kyle que sí, pero por más tonto que suene, me resignaba a una cosa, estaba de luto. Me sentía extraña pensando en el ¿Qué me voy a poner? ¿Cómo me voy a maquillar? Cuando acababa de perder a una de las pocas personas más importantes en mi vida, aunque claro, luego reflexionaba, ¿Qué será de mí si estaré conservando el luto por siempre? Y justo cuando volvía a ponerme la ropa, me llegaba ese sentimiento de culpa y me la quitaba, tan solo faltaba medía hora para que Sam pasara por mí y yo aún seguía con mi lucha interna, lo más seguro es que ya no iría, en media hora no podría probarme todo el armario para decidir que ponerme, y mucho menos alcanzaría a maquillarme las horribles ojeras que cargo desde que desperté gracias a la estúpida mudanza. Si me retraso a la reunión Sam se molestará, si no voy, Kyle se molestará y yo terminaré molesta por hacerlos rabiar a ellos.
-¡Keenan espero estés lista! –
Tan solo de escuchar la voz aguda de Sam gritando al abrir la puerta me alarmé completamente, duré tanto pensado en la salida que olvide llamar a Sam para que no viniese por mí, rápidamente me coloqué un blusón, ya que únicamente estaba en ropa interior mientras seguía vagando en mis pensamientos, odiaba quedarme siempre tan fuera del mundo, solo pensando, era cuando más tiempo consumía y curiosamente siempre pasaba cuando tenía que hacer algo importante, porque cuando estaba sin hacer nada, eso nunca pasaba.
-¡Keenan! ¿Pero qué rayos...? – Sam se tomó los cabellos desesperadamente - ¿Por qué nunca estás lista cuando vengo? No te aproveches de mi amabilidad, somos mejores amigas, pero esto es jodido –
Miré hacía la ventana pensado en alguna forma amable de decirle que no iría, preferiría mil veces quedarme encerrada en un elevador con demasiados insectos, preferiría siempre soportar mi fobia a esos pequeños seres vivos mientras me esté hundiendo en mi claustrofobia, a cancelarle un plan a mi mejor amiga, seguramente en su vida pasada ella vivió en la edad media o en la antigua Grecia, donde torturaban a las personas. Sam, fácilmente descrita como la reencarnación de todos los miedos de una persona.
-Sam, en realidad quería llamarte unos minutos atrás antes de que irrumpieras en mi casa – miré hacía el ropero y suspiré – me siento mal, estaba por decirte que llegaría después, tu ve y yo llegaré ahí en media hora máximo – le dije en el tono más seguro que pude, ella me observó detenidamente durante unos segundos que para mí se figuraban años, realmente odio que las personas te miren de esa forma sin decir nada, porque cuando quieres hablar para romper el silencio, la voz no te sale, es como si ejercieran una especie de poder sobre ti y de alguna forma pudiesen cerrar tus cuerdas vocales.
-No me mientas, ¡Maldita sea Keenan! Llego y no estás lista y para colmo me mientes – estaba desesperándose.
-No estoy mintiendo – contesté en voz apenas audible.
-Estás mirando hacia tu lado izquierdo y luego hacía abajo, ¡Estás mintiendo! – me señalaba como si de algo raro se tratase, ya estaba dramatizando.
-Sam, solo ve, llegaré en media hora con ustedes – me levanté de la cama y caminé al tocador que se encontraba enfrente de la cama fingiendo que me maquillaría.
-Ya sé que no irás, se te nota, y si quieres mi opinión, que igual te la daré – caminó hacia mí y se posicionó justo a mi lado – deberías venir con nosotros, no por mi bien, ni el de los demás, si no por el tuyo – comenzó a acariciar mi hombro fraternalmente – Aaron no te puede tener prisionera siempre K – dijo casi en susurro, solo levanté un poco la cabeza, que cuando me tocó el hombro había bajado – solo sigue – pidió, sin más caminó al armario y tomó algunas prendas, y, tras observarlas bien me lanzó unos simples jeans negros, en conjunto con una blusa en color blanca algo rota y mi chaqueta de cuero negra – Ponte tus botines negros que tanto me gustan – se dirigió a la puerta, pero antes de marcharse por esta, se giró hacía mi – Aaron no volverá, por más que lo pienses, ya no hay más que recuerdos de él, el luto no te servirá de nada, solo estás desperdiciando tu vida – sus palabras siempre habían sido tan directas, sin tacto, y cuando se trataba de aconsejarme, ella solo se preocupaba por hacerme entender de una única manera. La figura delgada y evidentemente despreocupada de Sam desapareció tras el marco de la puerta, cerrándola al salir. Comencé a vestirme con toda la culpa encima, en estos momentos salían todos los sentimientos posibles, desde la perdida de Aaron he estado demasiado sentimental, pero no solo triste, sino que, es un momento de mi vida en que todas las emociones reprimidas durante mi vida, han estado saliendo, es molesto, pero sé que es lo mejor que me puede pasar ahora.
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C O N F U S E D #Wattys2017
RomanceHay tres caminos, pero solo puedes elegir uno. #Wattys2017 Voten.