I promise to destroy (Junhyung Y Tú)

Capítulo 9

*Día siguiente*

Me desperté contenta porque hoy Junhyung se iba a enterar que es jugar conmigo.

Desayuné y después me cambié, me puse un vestido granate y unas zapatillas blancas. Me solté el pelo y  me maquillé, me puse un pintalabios granate que no se iba, vamos... ni queriendo, permanente ... permanente ¿24h? JA, creo.. que toda la semana. Si me pongo el rojo, cuando intento quitarmelo parezco el Joker.

Me cogí el bolso con la carpeta de apuntes para la universidad y salí. Llevaba una sonrisa de oreja a oreja.

*En la universidad*

Cuando llegué una voz de hombre gritó por el pasillo.

- ______, ¿Estàs loca? o ¿Qué?

- ¿De qué me hablas?

- Se puede saber... ¿Por qué le has dicho al profesor, que quiero hacer una cirujía ya?¿Por solo haber tenido una matricula de honor?

- Pensaba que te iba a gustar... Le sonreí, pero sin que me importara lo que me dijera.

- No puedo hacerla, no estoy preparado para una cirujia, puedo matarlo.

- Mmmm.... Jodete.

Me di la vuelta y me fui dejándolo con la boca abierta.

A la hora de comer estabamos sentados y de repente había una cucaracha en mi comida. Comencé a gritar, me dan pánico.

Vi a Junhyung reirse.

- ¿Te parece gracioso?

- Sí, mucho.

La cucaracha había salido de mi bandeja. Cojí la bandeja de comida y se la tiré pero sin soltar la bandeja.

- Y... ¿Ahora te parece gracioso?

- Te las vas a cargar...

Después de eso no hizo nada.

Fui a la biblioteca tenía que coger unos libros. Pero...

- ¿Por qué no me dejas entrar?

- Nos han dicho que robaste tres libros.

- ¿!Qué!? ¿Quién se supone que ha dicho eso?

- Señorita, eso no podemos decirtelo.

Me giré y bufé, quería encontrar al gilipollas de Junhyung seguro que había sido él.

Para cuando lo vi, fui directa a él, estaba con unas cuantas chicas.

- Chicas, ¿Sabéis que? Es gay... No intentéis ligar con él.

- ¿Eso es verdad Junhyung?

- N...N...O

No le dejaron terminar y ellas se fueron indignadas.

- Yo no tengo biblioteca, tú no tienes chicas...

- Estas acabando con mi paciencia.

- Ah... Y... ¿Tú no?

- Pues te fastidias y te aguantas...

- Pues... lo mismo te digo.

- Vas a sufrir, y mucho.

- Ya veremos quien sufre antes.

Tocó la campana y me fui directa al trabajo.

Terminé del trabajo, y Zico estaba clavado ahí como un tornillo, como él me dijo que estaría.